Auténtica. Talentosa. Carismática. Innovadora. Introspectiva. Minimalista en su sonido. Intensa en sus directos. Y ahora más espiritual que nunca. Lorde, la reina del pop visionaria, la del aura enigmática, ha tenido una larga charla con su amiga y periodista Maraya Fisher para hablar del proceso de composición de su nuevo álbum y ha reconocido que se ha sumergido en una expansión casi mística de su género que le ha llevado a abrazar cada vez más su masculinidad. En sus propias palabras, “este álbum es un subproducto de ese proceso de entrar en mi cuerpo y sentir la plenitud de mi poder”. Un proceso doloroso. Difícil. Confuso. Pero necesario después de aquel Solar Power de 2021.
“Todo estaba en pleno proceso y surgían capas de dolor, una ira colectiva y mucho trauma aflorando. Además, había reducido mucho mi cuerpo porque pensaba que eso era lo que hacía una mujer, y una mujer expuesta. Me hizo sentir totalmente desarraigada. Estaba muy débil. Ahora como todo lo que quiero y necesito”, le confesaba Lorde a Fisher. Son cuatro años de mirar hacia dentro. De regresar a sí misma. De reunir libros, rituales y talismanes que la mantuvieran en su sitio mientras el mundo a su alrededor se tambaleaba. “Por la ruptura de una relación de siete años, la reevaluación de género y la recuperación de su cuerpo”. Nada peor que sentirte fuera de él. Ajena. Sin armonía.
Y por eso tiene tanto sentido el título de su nuevo disco: Virgin. Pero no virgin en plan religioso ni en plan sexual. Virgin en su significado más antiguo. Como explican desde MOR.BO, la artista ha elegido este nombre porque proviene de un término griego que habla de mujeres fuertes que combinan sabiamente elementos femeninos y masculinos. Es lo que ella está tratando de hacer: aceptar su fluidez y su esencia más pura y coger de aquí o de allá sin importarle demasiado si pertenece al cánon femenino o al cánon masculino. “Me encanta eso, esa belleza de ser más yo misma. Quiero ser mi yo más auténtico, más magnético, más peculiar, con un aura púrpura gigantesca a mi alrededor”.
Pero un yo autoconectado. Es ahí donde entran en escena los objetos. Esos que le llevan a sí. Esos que funcionan como reliquias espirituales hacia su identidad. Como ella misma le explicaba a su amiga, “cuando no estoy en casa hay una parte de mí que me duele, y no siento que mis pies estén en tierra hasta que tocan mi tierra. Tuve que encontrar una manera de que mi hogar estuviera donde estoy. Pienso en los auriculares como un mecanismo de protección. Me froto el mismo aceite en la piel desde hace tres años. Siempre llevo conmigo una joya de mi abuela”. Virgin será el resultado de una expansión del yo y del género pero con esos anclajes materiales hacia la Lorde más esencial.
Y así lo subrayó en su paso por la Gala Met 2025 del pasado lunes. Allí, en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, la cantante habló sobre su look de falda larga plisada verticalmente y top bandeau flotante diciendo que le molaba mucho porque representaba su género: “me siento hombre y mujer, ¿sabes?”. Está claro que Lorde ha vuelto renovada y que no tiene miedo a ser quién es. La veremos en todo su esplendor muy pronto: Virgin sale a la luz el próximo 27 de junio. Ganazas.