En Mayúsculas Y Sin Rima. Yahya Hassan, Rabia Decorada De Poesía

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LA PUERTA DEL DORMITORIO ESTABA CERRADA

 SONIDOS DETRÁS DE LA PUERTA Y UN VISTAZO A TRAVÉS DE LA CERRADURA

 MADRE CON UN CABLE ALREDEDOR DE SU GARGANTA

ABRO LA PUERTA Y ÉL SE QUITA EL CINTURÓN

YA ME HABÍAN DICHO QUE ME QUEDARA EN EL SALÓN

En mayúsculas y sin rima, ni asonante ni consonante. Con un mensaje claro tatuado en cada uno de sus 150 poemas y ningún interés por agradar a nadie. Escribir para salir con vida, o para ponerla en riesgo, dadas las más de 30 amenazas que ha recibido desde que su libro se convirtiera en uno de los más vendidos de Dinamarca. Un genio puro y unos sentimientos podridos que necesitan salir a la luz. Así es Yahya Hassan, y su historia parece digna de largometraje.

Hijo de una familia palestina que, después de refugiarse en Líbano, probó suerte en Dinamarca, Yahya Hassan ha vendido más de 150.000 libros de poemas en un país de apenas 5 millones de habitantes, en el que, como en todos, la poesía parece un género de capa caída. Su éxito bien podría traducirse en la verdad que esconde cada uno de sus versos. Este joven escritor, de apenas 19 años, ha sabido captar y denunciar el ambiente en el que se ha movido durante toda su vida. Un padre maltratador, una familia pasiva, un racismo latente y una marginalidad absoluta.

Su poesía es urgente y profunda, y tiene una honda significación política. Sus críticas al Islam han despertado fuertes ampollas entre los musulmanes de Dinamarca, razón por la que se ha visto obligado a acompañarse siempre de un escolta, especialmente después de que fuera agredido en la estación de Copenhague por sus inflamables escritos. Sin embargo, y a pesar de todo, Hassan sigue dispuesto a denunciar sin tapujos lo que él considera una sociedad hipócrita y opresora. En sus críticas no se libran ni los propios daneses, a los que acusa de dar por perdidos a toda una generación de jóvenes inmigrantes. Él mismo denuncia haber sido maltratado en los centros de acogida del país, después de que dejara la escuela a los 13 años y se dedicara al pillaje y la violencia juvenil.

El libro de Yahya Hassan no tiene más título que el de su propio nombre. Sus editores querían llamarlo Poemas de Gueto, pero él se negó alegando que todo lo que encierran sus poemas es su propia vida y que no hay título que designe mejor a su obra que su propio nombre. La literatura en la que le introdujeron algunos de sus monitores, junto a las influencias del rap, le llevaron a sacar a la luz todo su sufrimiento, con la esperanza de que el mundo llegara a comprenderlo, y, por lo visto, así ha sucedido.

Los poemas, que ya han sido todo un éxito en Dinamarca y Alemania, van a ser traducidos al inglés. A esta apuesta la respaldan los numerosos ejemplares vendidos y los elogios de la crítica literaria nórdica que hablan de él como toda una revelación que merece ser escuchada. Porque en sus palabras hay rabia y realismo, marginación y odio, recuerdos y miedos, pero, sobre todo, un interés claro de protestar contra la pobreza y la exclusión, no con la violencia de los puños, sino con una voz mucho más fuerte y concisa que es la de las palabras.

 

Música: Plusplus          Locución: Jesús Ranchal

La música empleada en esta locución está registrada bajo una licencia Creative Commons