Desde hace siglos, los artistas románticos se rebelan contra lo racional, contra los estereotipos fijados y contra todas aquellas reglas que hacían del mundo un lugar aburrido e insulso. Para un artista romántico, la libertad auténtica se convierte en su búsqueda constante y deja que sus sentimientos afloren en un mar de emociones que inunda cada creación; es por eso que en la obra de estos artistas se puede apreciar cierto rasgo revolucionario incuestionable.
Debido a que el Romanticismo es una manera de sentir y concebir la vida, la naturaleza y la misma humanidad, se ha presentado de forma distinta según el país y la cultura en el que se ha desarrollado. Por ello, no es de extrañar que en la era digital que estamos viviendo aquellos artistas románticos plasmen en sus obras rasgos procedentes de este nuevo entorno digital, dotando a sus obras de un nuevo matiz tecnológico.
March Pearch, fotógrafo danés asentado en Londres, es el ejemplo clarificador de esta corriente de romanticismo digital. El artista es capaz de captar a través de su objetivo los rasgos y las expresiones más humanas de los protagonistas de sus instantáneas, cuyos rostros viste de luces, sombras y color, creando de este modo un contraste único al situar esas emociones humanas en un ambiente cibernético y tecnológico.
El mirar sensual, melancólico o taciturno de los modelos queda cubierto por líneas y puntos de color, sombras opacas o reflejos, creando un nuevo tipo de belleza, inmersa como nunca antes en el entorno digital. Cuando contemplamos la obra de Perch podemos sentir que en ella conviven dos fuerzas que se contrarrestan: la frialdad y exactitud de la tecnología contra la calidez e imprecisión de los sentimientos humanos. El artista también ha querido probar esta antítesis en edificios y paisajes, dotándolos de una nueva perspectiva, que permite que el espectador redescubra el mundo a través de un nuevo prisma digital.
El fotógrafo danés sabe que la clave de su éxito reside en el trabajo constante y, por ello, no para de experimentar y de llevar hasta límites técnicos y creativos sus proyectos personales. Gracias a su curiosidad insaciable, hoy en día muchos peces gordos del mundo editorial y de la moda requieren de sus conocimientos fotográficos. Y es que muy pocos fotógrafos pueden presumir de realizar unos retratos tan impregnados de “vitalidad, actitud y una buena dosis de color”.
Crédito de las imágenes: Mads Perch