Marc Márquez tiene un tórrido romance. No sabemos si también en su vida privada, pero de entre las pistas está claro que tiene una debilidad por las de Estados Unidos. Cada vez que el español ha ido a visitarlas, ha triunfado. Su último encuentro apasionado ha sido este domingo, porque en el Gran Premio de Austin el piloto de MotoGP ha vuelto a ganar, esta vez por delante de Jorge Lorenzo y Andrea Iannone, y ha demostrado que sigue siendo el Capitán América.
Es la cuarta vez consecutiva que gana en este circuito, y se escapa en el liderato del Mundial. Y eso que sabe lo que es pasarlo mal, porque la temporada pasada se peleó mucho con su moto y más aún con un tal Valentino Rossi, hasta el punto de acabar rompiendo una relación de amistad que había empezado cuando Marc apenas le llegaba al hombro de Valentino. Pero después de un buen comienzo de temporada, a la tercera de 2016 llegaba su preciosa Norteamérica, y ella no hace caso a nadie que no sea Márquez: en los cuatro años que lleva corriendo con una MotoGP en asfalto de barras y estrellas, ha ganado siempre. Este fin de semana se ha paseado de principio a fin, dominando una carrera en la que no ha dado opciones a nadie. Un pleno de victorias al otro lado del charco que asusta a quien quiera intentar ganarle en territorio yankee.
Todo empezó precisamente en Austin, en 2013, en su segunda carrera con los mejores. Ganó a Dani Pedrosa y a Jorge Lorenzo, convirtiéndose así en el piloto más joven de la historia en conseguir una victoria en la categoría reina, cuando aún no había cumplido los 21 años.
Aquel año correría otros dos Grandes Premios en Estados Unidos, y ganaría los dos. Algunos ya lo anunciaban: se había producido un flechazo entre el pipiolo Marc Márquez y Estados Unidos. De aquel debut en 2013 a este principio de Mundial en 2016 han pasado tres temporadas completas y ocho carreras en el país de las oportunidades que el chico de Cervera ha exprimido hasta no dejar ni una gota.
Este año, el Gran Premio que acaba de ganar en Texas es el único de todo el Mundial que se corre en terreno norteamericano, así que la pasión se va a alargar, al menos, una temporada más. Pero que nadie se crea que ha sido un camino de rosas: en el circuito de Laguna Seca, hace tres años, sólo encontró un sitio por el que adelantar a Valentino para acabar primero: por fuera de pista bajando el famoso sacacorchos.

Este año ha ganado en Austin saliendo desde la primera posición de la parrilla, como también hizo el año pasado en este mismo circuito. Eso sí, esa pole de 2015 la va a recordar más que el resto, porque la primera moto falló en plena vuelta, tuvo que abandonarla y hacer un sprint de más de quinientos metros con botas, mono y casco incluidos para llegar a coger la segunda moto, cuando apenas quedaban 2 minutos de clasificatorio. Corrió, subió, rodó y consiguió el mejor tiempo sin casi poder permitirse respirar.
Y es que la historia de amor de Márquez con Estados Unidos ha tenido sus dificultades, pero como si de una película de Disney se tratara, siempre ha terminado con perdices en el plato. Sabemos que Marc no es hombre de una sola tierra, pero cuando toca visitar a la preciosa tierra de la libertad… el Capitán siempre cumple.