Leyendas Del Rock: Entrevista Con Ariel Rot (Parte II)

La primera parte de esta entrevista con Ariel Rot fue publicada ayer.

Aquí la primera parte de esta entrevista con Ariel Rot.

Volvamos al pasado, pero esta vez al pasado muy reciente: 25 de julio de 2014; telonero de los Rolling Stones acompañando a Leiva y Carlos Tarque. Quiero saber cómo es.

Eh, pues es un poco... decepcionante. Es un poco decepcionante porque no hace falta dar demasiadas explicaciones. A los Rolling ni te los cruzas. Escuchas la prueba de sonido de ellos pero desde un camerino, no te dejan ni acercarte al estadio en ese momento. Bajaron de una furgoneta, cada uno de una, y se fueron subiendo al escenario, pero lo que pasaba en el escenario no podíamos verlo.

Tampoco es un concierto tuyo, estás ahí mientras está entrando el público, todavía de día. El trato es cordial, pero tienen un tratamiento yo diría casi militar, donde prácticamente tienes que pedir permiso para todo. Para fumar arriba del escenario, para subirte una copa... Ahí hay muchas, muchas jerarquías, y te dan creo que tres minutos para probar, exactamente. Y cuando digo tres minutos es que el tío va diciendo uno, dos y tres y cuando llegas a tres se levanta y tienes que parar.

Así que de saludar a Richards y Ron Wood ni hablamos.

No, nada, nada, de eso por supuesto nada. Es un poco decepcionante, en ese sentido. Es para contarlo, pero la verdad es que la vivencia en sí es así. Para mí lo mejor de todo fue que tenía un pase para todos lados menos en el escenario, cuando estaban tocando los Stones, y para sus camerinos. Entonces, en la mitad del show, cuando estaban tocando los Stones me metí y fui recorriendo el escenario por detrás, y entonces vi un tipo durmiendo en el piso y pensé, joder, estoy detrás, en vez de ver a los Stones por delante, estoy detrás. Muy onírico. Pero yo creo que tuve mejor vivencia soñando que tocaba con los Stones que tocando con ellos.

Hicieron una prueba de sonido que más que prueba de sonido fue un ensayo, porque como tienen el sistema de que ponen en la web para que en cada país elijan un tema... estuvieron como media hora tocando Like a Rolling Stone y practicándolo y luego se equivocaron en directo... eso es ser un Rolling Stone.

Con motivo de tu 30 aniversario profesional publicaste Etiqueta Negra, una caja de cuatro discos. En uno de ellos, Dúos, tríos y otras perversiones, repasas tus grandes éxitos acompañado de músicos amigos como Carlos Tarque, Amaral, Christina Rosenvinge... ¿con quién harías ahora una colaboración? ¿A quién añadirías?

En el rock en España no te podría decir. Creo que no se ha renovado la escena desde esa época. Se ha empequeñecido en todo caso la escena o, mejor dicho, ¿hay escena? Me hubiera gustado grabar otro tango más con Daniel Melingo. Es un artista argentino que viene del rock pero hace tango, y en este momento creo que es mi artista favorito de los contemporáneos.

No estoy muy obsesionado por escuchar al último grupo que ha salido. Escucho mucha música antigua, escucho viejos discos de blues, mucho jazz... de los contemporáneos que escucho, en realidad, ninguno hace rock... escucho a Daniel Melingo, escucho a Vinicio Capossela, escucho a C. W. Stoneking, que es un australiano que hace como música de los años cuarenta... No sé, es como para mí cuando escucho a los nuevos grupos de rock; es como ver un remake de una película que te gustó mucho, y sentir que es algo parecido, es como ver algo que ya has visto pero algo devaluado.

Otro tema sobre el que quería hablar contigo es el de la producción. Has producido algunas cosas muy interesantes.

Es que es muy mal negocio ser productor...

A Alejo Stivel no le va tan mal.

Si yo te contará... le fue muy bien en la época en que se vendían discos. Con las cifras de ventas de discos en las que nos manejamos, el margen de ganancia de un productor es ridículo. Hay que tener mucha vocación para ser productor. A mí me gusta producir, no es que no me guste producir, pero son meses que le dedicas a otro y prefiero aprovechar ese tiempo para dedicármelo a mí.

¿Qué tal es producir a Andy Chango?

Eso fue una producción fantástica, lo pasamos genial. Si algo me gusta muchísimo o si somos muy amigos y es un tío creativo, artista, con carisma como Andy, pues siempre es tentador hacerlo. Fueron dos meses en los que hice un paréntesis en mi vida y en los que abandoné todo lo demás, y cuando digo todo lo demás, es todo lo demás. No pude hacer otra cosa que encerrarme en el estudio con Andy, y al día siguiente recuperarme y luego volver al estudio.

¿Él sigue instalado por Argentina, no?

Sí, sí, se ha convertido en una estrella televisiva.

También has hecho otras cosas un poco al margen de la música durante los últimos años.

Sí, hice las masterclass [como parte de su acuerdo promocional con la FNAC], di conferencias sobre creatividad, sobre industria discográfica, y me parece interesante agregar cosas a tu vida porque para cada una de esas cosas hay que prepararse, y me parece interesante seguir aprendiendo, ir preparándote para otro tipo de entorno. Te encuentras con gente que ha escrito cosas maravillosas sobre el mundo de la música, de la industria discográfica. De cómo fue avanzando y de cómo repercutió cada avance tecnológico en la sociedad. Desde la radio, cuando se escuchaba en el salón de la casa hasta el transistor y ya el chaval pudo ir a su cuarto, y escuchar música en su cuarto.

¿Cómo te alimentas culturalmente? ¿De dónde tomas ideas? ¿Qué tipo de material cultural manejas habitualmente?

Soy muy lector. Dependiendo de las épocas estoy enganchado con distintas cosas y siempre me parece que hay alguna parte interesante. De hecho, La huesuda lo saqué de un libro, de El poder del perro, un libro sobre la historia del narcotráfico en México. Ahora últimamente he vuelto un poco a las novelas policiales, y estoy con Jim Thompson. Soy un lector... no compulsivo pero sí disciplinado; siempre tengo que tener uno o dos libros cerca.

¿Tienes alguna rutina a la hora de componer?

En general no, pero últimamente, como ejercicio, no es el objetivo componer pero así como hay gente que va al gimnasio no para ponerse cachas sino como una forma de hacer algo para sentirte bien, que te funciona. Como hoy en día lo de los show, la música en general depende tanto de cosas externas... tiene que haber algo interno que te recuerde qué es lo que te gusta y a qué te dedicas.

Procuro dedicarle digamos a mi profesión, aunque luego no vaya a terminar en nada, un par de horas al día. Es lo primero que hago, escribir algo, ponerne a tocar, revisar el material que tengo. Antes de contaminarme con un montón de cosas, incluso sin encender el ordenador, sin mirar el teléfono, intento estar un par de horitas, a veces más, a veces menos, pero eso ya me pone en sintonía con la parte creativa y eso ya como que prevalece durante el día. Así que cuando sigo haciendo cosas... eso sigue rondando por mi cabeza.

Bueno, Ariel, para terminar esta entrevista, una pregunta frívola y otra más seria. Empezando con la primera: Jeff Tweedy, de Wilco, acaba de sacar un disco con su hijo. ¿Habrá algún día un disco con Mateo o con Valentina?

No [risas], de momento no. Mateo tiene un gran odio pero le gusta más el deporte. Valentina es súper creativa, o sea que no se sabe por dónde puede salir, dibuja, actúa, compone...

Y, la segunda: ¿sientes que tienes menos de lo que merecieras?

La vida me ha tratado muy bien en la parte profesional y en todos los sentidos, pero sí es cierto que hay días y hay épocas en que las cosas se ponen muy cuesta arriba y a veces es inevitable entrar en las comparativas y, entonces, a la hora de hacer comparaciones, ahí sí siento que merecería más. Cuando me comparo a otros que tienen... yo no quiero un gran trozo de pastel... pero quiero mi trozo, y a veces siento que ni eso tengo.

¿Qué cambiaría? Poder decidir yo cuando quiero ir con banda, poder tener el show en solitario más producido, llevar mi propio técnico de luces, mi propio técnico de sonido. En este momento, ni siquiera para eso da, tal vez para eso tendría que meter cien, doscientas personas más de promedio por show, pero bueno, he tenido dos bandas muy importantes y, sin ser el cantante en ninguna de las dos, he conseguido sacar una carrera adelante y eso es un caso bastante inusitado en el rock.

Y aunque a veces me contradiga, esta es la vida que yo elegí.

Así es.