Johan Cruyff era un idealista, un hombre adelantado a su época, alguien capaz de ver lo que nadie más veía. Pero sobre todo, fue el inspirador de una generación que creció viendo como aquel holandés rompía con todo lo establecido para convertir en extraordinario aquello que parecía destinado a ser siempre igual. Aunque lo que verdaderamente le hace mágico es que consiguió cambiar el fútbol para siempre y lo hizo utilizando unos razonamientos y unas maneras de actuar que, de lógicos, sonaban a ridículos.
Por ello su legado no se queda solo dentro de los terrenos de juego; su forma de pensar, tan simple que resulta difícil comprender, es perfectamente aplicable a una vida que en muchas ocasiones complicamos más de lo debido. El hombre murió, pero sus ideas nos quedarán para siempre. Y Cruyff dejó muchas, de las que podemos aprender cosas impagables.

Pasa del conformismo, lucha por lo que crees justo
Vivimos en una sociedad cómoda, nos gusta quejarnos pero nos cuesta luchar para que nuestras quejas se oigan. Somos los del "menuda mierda, pero es lo que hay". Para él esto no tenía sentido. En el año '74 la selección neerlandesa firmó un contrato con Adidas para llevar sus camisetas durante el Mundial de Alemania Occidental. Pero en la de Cruyff había algo distinto: en vez de tres rayas como las de sus compañeros, tenía dos. La razón es que Johan pedía cobrar parte del dinero que la federación percibiría, a lo que estos se negaron.
El gesto va más allá de una pataleta por dinero: se trataba de reclamar lo que creía que era justo, de plantarse ante unos poderes monetarios que a la postre acabarían monopolizando el fútbol. "La camiseta era suya, pero la cabeza era mía", decía el propio Cruyff en su aparición en el programa Viajando con Chester.

Nada está hecho para durar para siempre
Cuando Cruyff empezó a jugar el fútbol era físico y tosco, en ocasiones incluso caótico. Pero para el genio holandés del fútbol no se jugaba con los pies, sino con el cerebro. Parecía imposible que un jugador delgado y con poca fuerza como él lograse triunfar en aquellos tiempos, pero su calidad sumada a su inteligencia sorprendió al mundo entero. Este sería solo el principio de su revolución, el inicio del fin del fútbol basado en el catenaccio, ese que llevaba décadas practicándose y que parecía que se practicaría siempre. Pero lo cierto es que antes o después todo se acaba o, en todo caso, se transforma.

A veces la solución más simple es la mejor
Una de sus frases más famosas y a la que Guardiola, el cruyffista por excelencia, recurrió en numerosas ocasiones durante su etapa como entrenador barcelonista era: "si nosotros tenemos el balón, el rival no lo tiene y no puede marcar". Fácil, tan fácil que a nadie se le había ocurrido ponerlo en práctica. Pero como él mismo dijo alguna vez, hacer las cosas más simples es lo más difícil. Esencialmente, porque vivimos en una sociedad que desprestigia las cosas fáciles, así que nos hemos acostumbrado a buscar siempre el camino más complicado.

Lleva tus ideas hasta el final, aunque nadie te entienda
El Flaco nos enseñó que jamás hay que tener miedo a probar cosas nuevas si lo haces siguiendo tus propias ideas. Cuando empezó a entrenar al Barça en el '88 prácticamente todo el mundo jugaba igual: defensas de cuatro o cinco, doble pivote en el centro del campo, sin extremos y con delanteros clásicos. Los fichajes de Cruyff ponían del revés el concepto de fútbol del momento. Montó un equipo atípico, que defendía con la posesión, que atacaba sin delanteros, que dominaba la medular sin futbolistas fuertes. Un equipo ofensivo, como él creía que tenía que ser el fútbol. Y jamás se planteó hacerlo de otra manera, porque aquellas eran sus ideas.
Es posible alcanzar el éxito sin abandonar tus principios
Seguramente alguna vez has tenido la sensación de que para alcanzar el éxito tenías que deshacerte de parte de lo que eras. A Cruyff se le planteó lo mismo cuando concibió aquel equipo que iba a contracorriente, pero la Copa de Europa del '92 fue la demostración de que no hace falta renunciar a tus principios para triunfar.

Solo así se puede alcanzar el suficiente grado de confianza como para afrontar cualquier reto sin dudas. "Juega como si nunca pudieses cometer un error, pero no te sorprendas cuando lo hagas". Era parte de su filosofía, algo que todos deberíamos poner en práctica, porque el miedo no tiene sentido si crees en lo que haces.
Hagas lo que hagas, no olvides divertirte
Cruyff ganó mucho, y lo logró sin olvidar algo que cada vez está más olvidado: el objetivo del deporte, así como el de la vida, es divertirse. "La calidad sin los resultados no sería nada. Pero los resultados sin la calidad son muy aburridos", una frase para ponérsela en el espejo y leerla cada mañana cuando te lavas la cara.
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