Karim Benzema es la letra más inestable de la BBC madridista. Te hace 5 goles en dos partidos poco después de pasar la noche en el calabozo. Tiene que declarar ante un juez porque su nombre aparece como parte de una empresa investigada por pasar la noche en el calabozo, pero el domingo salta al campo y gana el partido. Se queda sin carnet de conducir por siete multas graves, y con ayuda de un compañero-chófer, puede llegar al Bernabéu para dar una asistencia de tacón y también marcar él.
Por si era poco, sobre su cabeza pende la amenaza del Sextape el supuesto chantaje que hizo a su compañero de la selección francesa, Valbuena, por un vídeo de contenido sexual mientras se viste de blanco inmaculado para seguir ilusionando a unos hinchas madridistas que parecen tener facilidad a la hora de separar al Karim presunto delincuente, de la máquina de goles Benzema.
Desde que llegara al Real Madrid ha tenido que vivir con muchos 'opinadores' en contra. Aunque más que vivir, ha conseguido sobrevivir con pocas palabras y muchos números porque al francés eso de aprender castellano no le parecía especialmente relevante. Muchos decían que un delantero centro sin gol no dura mucho en un equipo de la élite europea. Pero Benzema está hecho de la pasta de los ciclistas: pulso bajo y ritmo constante, sin cambiar el gesto; no importa lo que esté pasando delante: si tienes un objetivo, céntrate en ello, y sólo en ello. Y así ha llegado a su mejor nivel como futbolista en su séptima temporada de blanco. Marca, asiste, corre una de las principales novedades y parece estar en todas partes. Sólo había podido llegar a los 20 goles en 2011, y necesitó toda la temporada. Este año, sin haber acabado la Liga, ya ha alcanzado esa cifra.
"Es mi año. Estoy en mi mejor temporada desde que llegué al Real Madrid", ha dicho el francés. Escasos, cortos y directos. Mensajes que manda Benzema cuando se habla de fútbol y de él. La sensación que tiene, la sensación que deja. Por eso sorprende más aún la imagen que los escándalos han ido creando alrededor del Karim que hay detrás de Benzema. Chantaje, delitos de tráfico, drogas, blanqueo… vínculos y sospechas que parecen más propias de una película que de un veinteañero cuya imagen se utiliza para vender videojuegos, cromos y pósters que acabarán en la pared de algún hincha del Madrid.
En una esquina de la habitación, llenando la papelera, se amontonan las caras arrugadas de Raúl, de Owen, de Beckham, de Van Nistelrooy… de aquellos que un día fueron héroes. Bien estirada sobre la pared, ahora la cara de Benzema a la que el orgulloso madridista le hace una foto para subirla a Instagram escribiendo: “Toca renovar la habitación, los ídolos han cambiado. #Benzema #ElPutoAmo”.
Porque aunque detrás de aquel Benzema del poster haya un Karim con una sombra muy alargada, mientras brillen las luces del campo, lo demás a quién le importa. Los héroes ya no son lo que fueron.