Con unos medios de comunicación insistiendo día y noche en que vivimos en un estado democrático de derecho, un sistema político que nos permite meter una papeleta en una urna de vez en cuando y un cierto nivel de vida sea a costa de quien sea, a veces puede dar la impresión, si uno se limita a ver, leer o escuchar ciertos y mayoritarios medios de comunicación, que temas como la represión o la censura son inexistentes en nuestro país, que gozamos de una verdadera y completa libertad de expresión. Nada más lejos de la realidad.
Es cierto que, en países como el nuestro, la censura se ejerce de una forma más sutil y, en muchas ocasiones, por cauces diferentes a los legales para no empañar nuestras constituciones y códigos penales con artículos propios de dictaduras. La realidad, sin embargo, es bastante tozuda y, si uno tiene un cierto interés en rascar un poco, termina saliendo a la luz.
En España se secuestran revistas ocurrió con el semanario satírico El Jueves en 2007, se vetan libros Biografía de El corte inglés, de Javier Cuartas y El cura y los mandarines de Gregorio Morán son dos buenos ejemplos, se paraliza la proyección de documentales Edificio España, Ciutat Morta y se presiona para cancelar programas como Carne Cruda o, en su día, Caiga Quien Caiga. La música tampoco escapa a las presiones del sistema para imponer el pensamiento único y los últimos afectados, otra vez, han sido los integrantes de Soziedad Alkohólica, a los que se ha prohibido actuar de nuevo en Madrid.
No es la primera vez que ocurre. Conciertos del grupo de Vitoria ya fueron suspendidos en Salamanca “Por la propia seguridad de la banda”, se excusaba el ayuntamiento y Badajoz “Para evitar posibles altercados”, aunque sin especificar con quién y si estos serían más o menos graves que los de, por ejemplo, un partido de fútbol o el Toro de la Vega, jamás prohibidos a pesar de las constantes y brutales agresiones e incluso asesinatos; recuerden el reciente Atlético-Deportivo, que se producen en ellos.
Llama la atención que el informe policial en el que supuestamente se basa la decisión de la alcaldesa Ana Botella recoja opiniones del Tribunal Supremo sobre el contenido de las letras del grupo pero omita que fueron absueltos de todos los cargos y que, por lo tanto, las acusaciones contra ellos eran falsas e infundadas.
Soziedad Alkohólica no han sido los únicos afectados por los intentos de censura. El Irreductible Fest en el que participaban grupos como Boikot, Los Chikos Del Maíz o Habeas Corpus, y cuyos beneficios irían destinados a los detenidos durante la huelga general del 14 de noviembre de 2012 tuvo que ser finalmente cancelado después de que la sala Rock Kitchen comunicara a los organizadores que, por presiones policiales, se veían obligados a no ceder el espacio. El centro social La Traba se ofreció a acoger el evento, pero la policía obligó a los asistentes a dispersarse bajo la amenaza de cargar contra ellos.
Fermín Muguruza cantate de Kortatu y Negu Gorriak también “desapareció” misteriosamente del cartel del festival Planet Babylon, según la versión del cantante, el único que explicó lo sucedido, por presiones de la junta del gobierno local. El festival sería posteriormente cancelado.
Berri Txarrak, Banda Bassoti e incluso Miguel Bosé, al que el ayuntamiento de Torrevieja decidió finalmente no contratar por criticar la censura que el gobierno de la ciudad del PP había ejercido en una exposición en la que se mostraban fotografías relacionadas con el caso Gürtel, también han sido víctimas de esta lacra.
Nuestros líderes políticos viajaron a Francia a defender la libertad de expresión tras los asesinatos en la redacción del Charlie Hebdo, pero la de aquel país, no la del nuestro.