Imagínate que por un momento puedes dejarlo todo, desprenderte de todas las responsabilidades que te asfixian como el nudo de una corbata e irte a ver mundo. No nos engañemos, este es uno de los sueños más recurrentes de los jóvenes de nuestra generación: salir y llenar nuestros pulmones de vida.
Resulta tan tentador iniciar un viaje así, sin preocupaciones, caminando sin rumbo por el arcén de una carretera vacía, con lo indispensable cargado a la espalda. Y, simplemente, dejarse llevar. Que el viento decida hacia dónde girarás en el siguiente cruce de caminos o que el destino esté en manos de la dirección de la destartalada camioneta de aquel anciano de conversación precipitada que te ha recogido. Y es que no importa dónde estarás mañana, siempre y cuando sea lejos. Lejos de la rutina, lejos del hastío gris de la monotonía.
Desde México, el fotógrafo Joel Sossa captura instantes del joven viajero en su aventura de vivir. Una fantástica serie bautizada como “Memories from a lost mind”, que nos abre una ventana al mundo y que nos refresca desde la distancia. Resulta inevitable que al ver estas fotografías no nos preguntemos por qué no lo estamos haciendo ya. ¿Qué te impide ser libre y vivir solo como tú deseas? Las imágenes contagian ese deseo de la más pura libertad, como si el objetivo de la cámara de Joel Sossa hubiese capturado un trocito de vida que nos tienta y nos hace cuestionar nuestra propia existencia.
Basta ya de evadirnos de nuestro día a día imaginando que vivimos grandes aventuras. Es hora de dejar de imaginar y hacer, coger las riendas de nuestra vida y empezar a vivirla sin reservas, convertirnos en caminantes, nómadas, ciudadanos del mundo. Y nunca dejar de conocer cosas nuevas y crecer como personas porque, al fin y al cabo, solo vamos a vivir una sola vez.
“No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies”. –Robert Louis Stevenson.
Crédito de las imágenes: Joel Sossa