¿Os acordáis de vuestro primer móvil? la ilusión que hacía y como ibas avisando a todos tus amigos de que ya tenías por fin un teléfono y recopilabas todos los contactos posibles con esa ilusión que provocaba poder hablar con ellos y con el ligue sin tener que pasar por el fijo de casa con esa presión parental del "cuelga ya, que tengo que hablar por teléfono".
Tenías tu propio móvil y eras el dueño de tus conversaciones. Luego te hiciste veterano y la cosa empezó a ser menos especial. La agenda telefónica empezó a ser lo más parecido a la casa de los horrores y un archivo digno de documental, de todos tus escarceos amorosos, amistades, enemistades y conocidos de bar.
Si le echas un vistazo ahora a tu agenda telefónica te parecerá que estas 'cazando' contactos como el que coge Pokemons pero hay una serie de contactos, que todos o casi todos tenemos o hemos tenido en nuestra agenda.
Juan, amigodeluci Madrid.Disco
No hablamos del poder adquisitivo, sino de esa persona que conociste en algún momento de tu vida, a través de otra y en un contexto tan concreto, que le guardaste como si fuera el nombre completo de alguien de la nobleza. Esa nomenclatura que el móvil no te deja ni leer entero.
Anónimo
No, es que no sepas como se llama. Es que te lo presentaron, tenías que guardar su teléfono por alguna urgencia y te ha dado vergüenza pedir que te lo recuerden, y lo guardaste por un nombre sustitutivo tipo "no sé su nombre" o "el amigo de Carlos".
El eterno fantasma
¿A quién no le ha entrado alguna vez la exaltación de la amistad, con tres copas de más, conociendo a algún desconocido, con el que, tras una noche de juerga, decides que tiene que estar en tu vida o venirse a la barbacoa/paella/cañas/excursión del día siguiente con tu grupo de amigos y por lo tanto, le pides el teléfono para avisarle? Bien, ¿le volviste a ver? efectivamente, nunca más, pero ahí le tienes en tu agenda telefónica formando un elenco precioso de contactos que no sabes ni que hacen ahí.
"No contestar"
Quienes carecen de amor propio, tienen baja autoestima, poca fuerza de voluntad o muchas deudas pendientes, sabrán lo que es, tener a alguien guardado bajo un aviso de tu yo del pasado, pidiéndote por favor, que esa llamada o mensaje, no sea contestado.
Teléfono de rehabilitación
Después de varias resacas, uno sabe a ciencia cierta lo que su cuerpo le pide cuando está entre esa sensación de querer morir y lo poco que compensó el último chupito. Y si eso es un restaurante que sirve a domicilio, su teléfono estará en tu agenda, más que nada, porque será el primer número al que llames antes de preguntar a tus amigos qué hiciste la noche antes.
El Fary
Un día, solo o acompañado, te subiste al coche de lo que a ti te pareció el mejor taxista de la ciudad. Era majo, te dejó poner la música que te apetecía en la radio, comentasteis la situación política, algún cotilleo y sobre todo te parecía el ser más simpático, amable y cachondo mental del servicio de taxis. Y decidiste que si tenías que pagar a alguien, que fuera a él y le pediste su número para llamarle en una futura ocasión.
El que sí pero al final no
Aquella persona cuya relación comenzó por coqueteo en whatsapp después de un intercambio de números y con la que probablemente se quedó en eso. En chatear, hablar de quedar, proponer quedar pero acabó siendo más ciber que perreo.
El que está ahí por pena
Hubo un tiempo en el que esa persona dejó de formar parte de tu vida. Ahora, en la enemistad o falta de contacto, no quieres borrarla porque suele ser motivo de gracias y/o cotilleos, tanto sus fotos como sus estados de Whatsapp. Y eso no vas a perdértelo.
El pringado acalorado
La típica persona cuya existencia solo recuerdas en agosto, el mes de verano en el que todo el mundo está fuera de vacaciones y tu quieres tener vida social. Porque casualmente, esa persona siempre está en la ciudad cuando el resto de los habitantes, te han dejado tirado huyendo a la playa.