Cuando tenías cinco años, ir que te pusieran una vacuna nunca fue el planazo del sábado. Por más dibujitos que cuelgue el pediatra en la pared, es normal que a un niño no le guste ir al médico. Pero este doctor tiene una técnica muy original para hacer que su pequeño paciente se olvide del dolor de la aguja, desviando su atención y creando una situación divertida de algo que podría ser un drama. ¿Te habría gustado tener un médico como él?