Le Han Extorsionado, Amenazado Y Herido Pero Él Quiere Seguir Jugando

Tenemos la mala costumbre de fijarnos solo en las historias con final feliz. De hablar de los deportistas de élite, de los que llegan a lo más alto y pasan sus vacaciones en un barco.

Tenemos la mala costumbre de fijarnos solo en las historias con final feliz. De hablar de los deportistas de élite, de los que llegan a lo más alto y pasan sus vacaciones en un barco. Pero, si es verdad que las bofetadas de la vida nos enseñan más que los éxitos, entonces la historia de Bidari García merece ser contada. Si no fuera un superviviente en un océano de fracasos, sería un futbolista más. Uno de tantos que intenta elevar a profesión su mayor hobby. Pero a Bidari, con tan solo 26 años, su pasión le ha llevado a ser el protagonista de su propia película, a veces casi de terror.

Después de hacer algunos pinitos en clubes madrileños como el Leganes B y el San Sebastian de los Reyes, se dio cuenta de que, si quería seguir con el fútbol le tocaba hacer las maletas, como a tantos jóvenes así que, casi sin saber situar Chipre en el mapa, acudió a la llamada del Ethnikos Achkas FC. Estaba lejos de casa, todo era desconocido, pero era su primer contrato profesional y eso le hizo jugárselo todo a una carta. Sin embargo, lo que Bidari encontró fue un club que pretendía extorsionarle para jugar gratis y, cuando se negó, empezaron las amenazas. Telefónicas primero, después visitas intimidatorias en su domicilio.

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Pasó mucho miedo, y la única solución que veía era volver a España con mucho menos de lo que se había ido. Pero recién aterrizado en Madrid recibió una llamada de un club de fútbol de Indonesia. Nadie le garantizaba que esta vez fuera a salir bien, pero sus ansias de balón fueron más fuertes que el miedo. Y aceptó.

Tirado en Indonesia

Llegó a su nuevo país, pero su representante, no solo no había firmado un contrato en su nombre, sino que se esfumó por completo dejándole tirado. Necesitaba dinero, aunque fuese para volver, y decidió probar fortuna mandado su CV a todas las agencias publicitarias del país. Ya había hecho algún trabajo como modelo, y pronto Bidari empezó a ser una cara conocida gracias a salir en televisión y trabajar con las firmas más famosas del país.

Algo en su interior le decía que esa fama era la plataforma perfecta para poder volver al fútbol, por lo que en ningún momento dejó de entrenar. Una noche cuando salió a correr, como siempre, por la ciudad fue víctima de un atraco que le dejó una herida muy grave en el hombro. Esa lesión le hizo perder su trabajo en la agencia así que volvía a estar donde empezó. 

En este momento, cuando cualquier ser humano habría tirado la toalla futbolística, Bidari aceptó una oferta de un equipo de la primera división boliviana que quería incorporarle a sus filas. Había otros españoles allí a los que les había salido bien y no dejó que su anterior infierno en el continente latinoamericano le nublara la vista. Pero, aunque su nueva etapa, le sirvió para sentirse de nuevo futbolista, no duró tanto como le hubiese gustado. Tras una serie de impagos, a Bidari se le acababan los ahorros y no le quedó más remedio que volver a España.

Sigue sin rendirse

Hoy entrena con el Parla, un club de Tercera División, mientras sigue esperando que le salga algún equipo. Si alguien se pregunta si se le han quitado las ganas seguir en esto, la respuesta es que ni mucho menos. Porque aunque el noviazgo entre Bidari y el fútbol no haya tenido grandes momentos, su sueño sigue intacto. Cuando le preguntan por su propia historia, él responde con una sonrisa, "podría escribir un libro con todo lo que me ha pasado".

El suyo no es un caso de éxito, de esos que se exponen en ponencias o llenan portadas, pero estaremos de acuerdo en que es un ejemplo de energía, de ganas y de ilusión por cumplir metas. Puede que hoy mismo el teléfono de Bidari suene para proponerle un nuevo destino. ¿Alguien tiene dudas de cual será la respuesta? Quedémonos con eso.