Sábado, 2 AM. Estás apoyado en la barra con tu mejor pose de seductor mientras esperas el cubata de turno y, al mirar hacia la pista de baile, ves a una chica que te llama la atención y automáticamente te pones en modo ligón. A no ser que os conozcáis de antes, y que haya habido un tonteo previo, no pretendas que caiga esa misma noche. Tanto tú como ella sabéis cuáles son tus intenciones y que a pesar de que en un futuro, quién sabe, pueda ser que te guste e incluso te enamores de ella, lo que quieres ahora es un pinchito. Es así. Y en una discoteca no puedes esperar otra cosa. Tienes 15 minutos para conquistarla o para ahuyentarla.
Puedes presentarte con una excusa tonta, con cualquier pregunta, lo que sea necesario para romper el hielo, pero no le empieces a decir que la “tienes fichada”; no estamos en una partida de parchís. Los primeros 5 minutos son totalmente básicos para que ella decida si seguir hablando contigo o por lo contrario se dé media vuelta y vuelva con sus amigas.
Si se trata de una conquista en plena calle, mientras esperas el bus, por ejemplo, e inicias la conversación preguntando cuánto tardará en llegar y ella no es que le ponga mucho empeño en seguirte el rollo, chico, por favor, no te emperres en sentarte con ella, contarle qué tienes y qué no tienes, como una moto, un Audi o una casa en Pekín, por decir algo. Si le tienes que gustar no será precisamente por tus pertenencias, sino por lo simpático que seas y el feeling que sintáis mientras habláis, que evidentemente contigo no tiene. Si aun con su risa forzada y sus respuestas ambiguas como “no, si no salgo mucho yo” o “tengo muchos amigos, no paro mucho por aquí” no te das por vencido, y en los últimos 5 minutos de trayecto con todo tu morro le propones veros otro día para tomar algo recordemos que hace 15 minutos que la conoces, y entremedio, como quien no quiere la cosa, le preguntas si es que tiene novio y ella te contesta “Algo hay por ahí”, ¡es mentira! ¿No te das cuenta?
No intentes dejar claro cada 5 minutos -es decir, un total de tres veces en esos 15 minutos- que estás S-O-L-T-E-R-O, le ha quedado muy claro la primera vez cuando le has dicho que no tienes con quién irte de vacaciones porque todos tus amigos tienen pareja menos tú. La desesperación no nos atrae.
Y por favor, cuando te despidas porque llegas tu parada o porque ves que no hay manera de sacar nada, aunque ella te haya dicho que tiene algo con alguien de la forma más fina posible para no darte un gran corte, no le digas que le saldrá mal y que no llegará a ningún lado; es de muy mal gusto.
Fíate de aquel que tenga una mirada limpia, del que vaya de frente, del que se comporte de la misma forma con sus amigos que contigo, que mientras esté con ellos también piense en ti y te mire de una forma especial, el que se curre la confianza de tus amigas, y sobre todo: LA TUYA.
Consejo milenial: juventudes mileniales, tenéis 15 minutos, puedes ganarte el cielo o su destierro.
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