El nuevo disco de Arctic Monkeys se vuelve viral porque no le gusta a nadie

Tras cinco años de ausencia la banda defrauda cambiando las guitarras por pianos y tristeza

Guitarras, saltos, sudor teenager, fiesta, el pelo largo, una rebeldía limitada pero jugosa. El mix de identidad de Arctic Monkeys que brillaba en temas tan sumamente míticos como Fluorescent Adolescent, ha desaparecido en su último disco Tranquility Base Hotel & Casino, al menos eso opinan cientos de miles de fans, que lo han dejado muy claro en las redes sociales como Twitter, convirtiendo al grupo en trending topic.

Ahora bien ¿qué sucede realmente?, ¿cuáles son los cambios?, ¿qué lleva a sus seguidores a compartir gifs con caras de asco haciendo referencia a esta banda? Vale, no somos críticos musicales pero la transformación se ve a la legua. Y quizás no tenga que ver directamente con ellos. Cinco años dan para mucho.

Vemos crítica, se refleja en sus tonos y en sus letras la confusión, la alienación, la política, la verdad de un futuro incierto, la resaca de una fiesta eterna que no va a volver: no hay cachetón pegadizo en este último disco. Podríamos lanzarnos a la piscina y decir que lo nuevo de Arctic Monkeys está directamente relacionado con el crecimiento y la —quizás triste— resignación de un mundo y una sociedad que no están, al menos en este momento, para el rock ’n’ roll.

El debut de la banda inglesa fue una explosión de color, la esperanza de que el guitarreo desenfadado británico sobreviviría gracias a ellos. Así el relato del grupo fue constante, resurgiendo cada dos años hasta el increíble éxito de su álbum AM, en el año 2013, que los llevó a tocar en todos los rincones del planeta, ¿y después de eso? Pura sombra. Hasta hoy.

Un toque de neojazz, ambient o experimental reinan en lo nuevo de Arctic Monkeys: no hay pelo largo ni saltos ni rebeldía jugosa, todo eso ha evolucionado, ellos han madurado y su música también. No hay celebración juvenil y los fans están recomponiéndose después de descubrirlo.

La polémica está servida. Sin duda, hay otros tantos que están adorando el disco, justificando el ritmo y las letras en que la banda ha querido arriesgar y es posible que haya acertad b. Hay elegancia, profundidad: como si pudiéramos decir que Arctic Monkeys ahora lleva traje y hasta se peina. Habrá que ver cómo deslumbran en el próximo Primavera Sound de Barcelona o el Mad Cool de Madrid. Al fin y al cabo los cambios siempre son para bien ¿o no?