Llega el verano y es momento de lucir los resultados de la ya más que famosa Operación Bikini. Tantos meses en el gimnasio dan paso al postureo de playa, donde nos contoneamos con el máximo estilo que podemos llegar a tener y donde, a su vez, nos quedamos quietos frente a las toallas de un colectivo de seres del sexo opuesto, mirando al horizonte como si no fuera con nosotros la cosa, pero siendo plenamente conscientes de que lo que buscamos es que sus ojos queden muy abiertos debido a la excitación que les producimos.
Bien, llegados a este punto, hay que decir que tras el duro trabajo invernal hay quienes se dejan completamente. Birra por aquí, mojito por allá. Paella por aquí, cochinillo por allá. Todo eso suma, y debido a la pereza, muchos echan por tierra en unos días el esfuerzo de muchos meses. Es el caso de algunos deportistas de élite, que en ocasiones regresan de nuevo al trabajo con un ligero o notable, según el caso sobrepeso. Casos como los de Ronaldo, Cassano o Adriano son, quizás, los más representativos.
Sin embargo, hay otros que han seguido un camino radicalmente opuesto. LeBron James sería el claro y mayor ejemplo de esta tendencia. El alero apostó el pasado verano por llevar a cabo una dieta de lo más estricta, ‘revolucionaria’ y polémica con la que, en apenas 67 días, logró reducir su peso hasta en 14 kilos. Nada más y nada menos. Él mismo confirmó a su regreso que se había sometido a la dieta paleolítica. Ya el nombre no invita demasiado al optimismo, ¿verdad?
Pues como es evidente, no, ya que se trata de un régimen muy riguroso y severo que, como es lógico, requiere una gran disciplina e implicación. Bien, resumiendo, a grandes rasgos podríamos decir que el objetivo de este régimen no es otro que el de consumir alimentos exclusivamente de origen natural, es decir, que no hayan pasado ningún proceso de producción ni alteración previa a su consumo. “Ha sido un reto mental. Nada de azúcares, lácteos ni carbohidratos. Me siento mucho más ligero y más rápido en la pista. Me parece que no son muy buenas noticias para la competencia”, confesaba el '23' cuando se le preguntó.

¿Cuáles son sus características?
Esta dieta consiste en zampar alimentos como verdura, fruta, carne, pescado, huevos, frutos secos, especias y hasta hierbas. Y como contrapartida, lo que hay que evitar a toda costa son productos como el azúcar y granos procesados, como por ejemplo la harina, el trigo, el maíz, la pasta y el pan, así como también otros productos alterados de forma no natural.
Debes saber que el cuerpo humano utiliza el azúcar o carbohidratos como energía para esfuerzos fuertes y explosivos o incluso para esfuerzos prolongados en el tiempo. Por otro lado, echa mano de la grasa como fuente de energía en actividades de menor exigencia. El problema es que nuestro cuerpo está diseñado para almacenar unos pocos carbohidratos para usarse como energía rápida, por lo que cualquier desayuno que tomes por la mañana pongamos por caso un café y un bocadillo ya completa tus reservas de azúcar y el resto de carbohidratos se convierten en grasa que se almacena en el cuerpo para convertirse en energía futura.
Ventajas y desventajas
Vale, entendido. ¿Y esto a qué viene? Pues a que si te estás pensando llevar a cabo esta dieta, debes saber que ingerirás alimentos con una serie de propiedades pero carentes de muchas otras necesarias para equilibrar tu propio cuerpo. De hecho, entre algunos de los contras de esta dieta, nos encontramos con la posibilidad de padecer un exceso de proteínas, que podría incluso traducirse en intoxicaciones, dolores de cabeza, fatiga, baja presión arterial y ritmo cardíaco lento que tan solo se podría remediar con el consumo de grasa o carbohidratos.
Eso sí, la dieta paleolítica también tendría beneficios para la salud. Entre algunos de ellos destacan: la desaparición de la grasa acumulada, los niveles de azúcar en sangre estables, la reducción de alergias y posibles enfermedades, un efecto anti-inflamatorio y hasta la posibilidad de llevar a cabo entrenamientos mucho más eficaces. Entonces, la pregunta que lógicamente te llevarás a cabo ahora es: “¿hago la dieta paleolítica o no? ¿Es sana para mi cuerpo?”.
La respuesta, como en la mayor parte de aspectos de la vida, es la siguiente: depende. En primer lugar, debes sopesar si estás dispuesto a renunciar a ese helado de verano tan apetitoso, a ese plato de pasta con salsa carbonara o a esa pizza de jamón y queso que a todos nos gusta. Por otro lado, debes saber que todo cambio, especialmente en una dieta, debe producirse de una forma gradual para adaptar al cuerpo a este. El hecho de cortar de golpe y porrazo con un tipo de alimentación y pasar a otro radicalmente distinto puede ser, quizás, lo más perjudicial de todo.

Los expertos dicen...
Pero si lo que quieres es un punto de vista más experto, puedes tener en cuenta las declaraciones de algunos expertos en el portal Business Insider. "Desaconsejo a cualquier cliente, atleta profesional y al resto del mundo seguir esta dieta baja en carbohidratos", decía Torey Jones Armul, representante de la Academy of Nutrition and Dietetics. “Para perder peso hay que aumentar los niveles de energía y mejorar el rendimiento, comer mejor mediante la ingesta de frutas y verduras, proteínas y hacer del ejercicio un hábito durante toda la semana”.
Y a esto añadía que “el hecho de recortar grupos enteros de alimentos es una medida extrema y pone a las personas en riesgo de padecer deficiencias nutricionales, por no hablar de lo casi imposible que puede resultar sostener esta alimentación en el largo plazo". Asimismo, otros expertos aseguraron también que la dieta llevada a cabo por LeBron James es demasiado extrema para personas normales, es decir, para gente como tú y como yo. Así pues, mi consejo personal es que comas mejor, pero que no dejes de meterte entre pecho y espalda un helado cuando te salga de las narices.
Crédito imagen: memoirsofanurbangentleman.com