Todos lo sabemos: nos hemos convertido en unos auténticos monstruos digitales. Tanto es así que nuestra percepción de lo que es digno de compartir con los otros se ha distorsionado tanto que ahora lo único que nos queda es vender nuestra alma a las redes sociales. No hay límites en esto de desnudarnos frente al prójimo para sacar a la luz nuestra parte del ego más oscuro. Formar parte de algo y encontrar ese punto donde constantemente nos sentimos reconocidos se nos ha ido de las manos. Y creedme, nos hemos convertido en la especie humana más peligrosa. Y con esto, nada podrá salvarnos.
1. Fotos de tus piernas en la playa
Queda oficialmente inaugurada la temporada de fotitos de tus piernas en la playa. A partir de aquí, todo lo que pueda ocurrir está ocurriendo de verdad, no es fruto de tu imaginación. Las fotos de las piernas en la playa son un clásico que alguien inventó hace años pero que sigue manteniéndose a día de hoy. Acompañar la ilustre imagen de tus dedos torcidos y feos con una frase tipo 'placeres de la vida' no te hace ser más guay, en todo caso, un poco más patético cuando te das cuenta de que a nadie le importan las partes de tu tren inferior rozando el mar o el cielo.

2. O lo que es peor, con un libro
Con un libro que utilizas para la foto pero que no te vas a leer nunca. Porque seamos sinceros, ¿realmente te crees que los demás nos tragamos eso de que vas a la playa para leer algo? Lo que haces es lo siguiente: te preparas, buscas la perspectiva, abres el libro, lo fotografías con el mar de fondo y cierras el libro. Y no lo vuelves a abrir hasta septiembre.
3. Los gatitos cuquis
Aquí nos encontramos ante un grupo de gente que, derrochando amor a raudales, sienten la necesidad de mostrar su inmenso afecto por estas criaturas y celebrar la magia de tener un gato en todas sus redes sociales. Me pregunto qué pensaría su gato si descubriera que a los demás, su vida, sus siestas y sus poses divertidas y graciosas nos importan una mierda.

4. El fervor de la música indie
El que primero cuelga una canción indie que todavía no ha salido en ningún anuncio de publicidad gana. O estás en el lado de los vanguardistas o tu cultura musical queda reducida a la nada. Colgar canciones en inglés en Facebook todavía sigue siendo tendencia a pesar de que dejó de ser moda en el 2009. Y lo de desactivar la opcioncita esa de Spotify para que no se muestre en tus redes sociales que de vez en cuando escuchas la nueva de Bisbal, también.

5. Los selfies en el baño
Con estilo, encanto, sensualidad y mucho flow, a pesar de que muchas veces, por muy bellos que salgamos, en el reflejo del espejo se encuentra toda nuestra verdad.

6. Los atardeceres
Cuenta la leyenda que el verano se invoca en función de las imágenes de atardeceres que se hayan subido a Instagram durante un periodo de tiempo. Seamos, por favor, conscientes de que, aunque no lo creas, por muy lejos que veas la luz en este momento, de colgar fotos de atardeceres como si se acabara el mundo, también se sale.

7. Los grupos de WhatsApp
Que se crean por todo, y para todo. Hay dos que inevitablemente nunca podrás dejar: el grupo de tu familia y el grupo de la familia de tu pareja. Pero los demás, los demás... ¿acaso hay algo que dé más libertad en el siglo XXI que la sensación de abandonar un grupo de WhatsApp? Inténtalo. Vale la pena porque nada hay más importante que empezar a vivir.
8. El termómetro de tu pueblo
Si va a tener algo de distinto el verano de 2015 respecto a otros anteriores es que en este se van a poner de moda las imágenes que incluyen termómetros a altas temperaturas. No hay un mensaje demasiado trascendental tras ellos y quieren decir lo que quieren decir: flipándolo con este calor en pleno mayo. Y así fue como todo nuestro timeline se llenó de color con termómetros repartidos por distintas partes del mundo: los que viven fuera y hablan del frío, y los que vivimos aquí y desearíamos vivir fuera para morir de frío.

9. El postureo fitness
Aquí incluimos todas esas rutinas de veinte minutos que te ponen el cuerpo diez en un abrir y cerrar de ojos y que además compartes con el resto que justamente en ese momento se están comiendo el mejor bollo de chocolate de sus vidas, los desayunos lights totalmente artísticos que fotografías desde arriba y cuelgas, y todas esas apps que muestran tus kilómetros recorridos en la sesión de hoy. Ya basta, ¿no?

10. Los intensitos
Mira que me gusta a mí este concepto. Los intensitos son todas aquellas almas hechas de poesía, caramelo y miel que merodean por nuestras vidas mostrando sin pudor su afecto público. Son presas entre los enfermos de amor y el amor no correspondido y caen en las garras de Neruda cada dos por tres. Sí, todos alguna vez hemos sido intensitos, y esta capacidad ruin de destrozarnos a nosotros mismos la vida con contenidos de dolor nunca nos va a traer nada bueno.
El postureo ni se crea ni se destruye, solo se transforma.