El cumpleaños es el mejor día del año y esto es algo que todos podemos admitir. Nos pasamos 364 días esperando con ansias a que lleguen las 12 de la noche para ver como se inundan nuestras redes de felicitaciones y todo el mundo se pelea por poder decir la mítica frase de “He sido el primero".
El cumpleaños es algo curioso, porque a pesar de darse cada año, es una cosa que cambia a medida que van pasando los años. ¿Quién no recuerda esos cumpleaños de niños llenos de globos, chucherías y gominolas? Esos eran los mejores de todos. Todo el mundo traía regalos, saltabas en el castillo hinchable y mezclabas fanta con cocacola y algún gusanito que te encontrabas por ahí.
Ese es el momento en el que notas que estas creciendo y que estás deseando llegar a la adolescencia, porque ves que los mayores molan y tú quieres ser así. Entonces viene la típica amiga de tu madre y te dice eso de ¡Qué mayor eres ya!¡ Ahora ya tendrás que hacerte la cama y recoger tu cuarto! Y tu piensas “Déjame disfrutar de mi pastel y mis chucherías maldita bitch".
Pero si esos cumpleaños eran memorables, el que se lleva la palma es el de los 18. Ese es el momento en el que ya nos empezamos a sentir mayores, y digo sentir porque todos los adultos te siguen tratando como un idiota. Pero eso a nosotros nos da igual, porque lo único en lo que pensamos es en cogernos un pedo insensible y llegar a la puerta de la disco y enseñar con orgullo al portero nuestro carnet que demuestra que ya somos mayores de edad y que nada ni nadie nos va a impedir entrar en la disco.
Pero fuera de estos dos cumpleaños la cosa ya de bajada. Ya no habrán regalos, porque todos están tan tiesos como tú y como mucho, y si tienes suerte, te harán un regalo entre todos. Las borracheras ya no son lo que eran, y las resacas te duran 3 días y no solo eso si no que como se te ocurra mezclar ginebra y ron, esa noche duermes en el baño.
Cumplir años es maravilloso, cumples 10, 20, 30, 40, 50 y bueno si llegas a 60 es que algo has hecho muy bien, o muy mal, pero la cuestión es disfrutar del día como si fuera el último, porque a según que edades puede ser el último.