Entre otras ocupaciones, Bruta es una ilustradora chilena de 28 años que ya cuenta con 54,1K seguidores en su perfil de Instagram y eso que, al principio, no quería enseñarle sus dibujos a nadie. "Me gustaba hacer historietas, planos de casas amuebladas, rayar los cuadernos,... Pero no dejaba que nadie viera lo que hacía. Eso hasta que el año pasado comencé a publicar dibujos en mis redes sociales, dibujos que se fueron apoderando de mi perfil". Para esta joven dibujante sus viñetas eran poco más que "ridiculeces para compartir con sus amigos", y de hecho asegura que sigue encontrando raro responder cuando la llaman Bruta.
Sin embargo, sus ilustraciones, cuyo valor diferencial se encuentra principalmente en el texto, son de todo menos ridiculeces. Son un testimonio sincero y sin tapujos de la complejidad —y a veces de la simpleza— del mundo emocional y las relaciones, siempre desde un punto de vista femenino y feminista, tal y como reconoce su autora: "Porque eso soy y no pretendo hablar desde una perspectiva que no conozco. Cuando algunos escriben ‘pero a los hombres también nos pasa eso’, yo creo que ¡obvio, dale! Yo lo hice así porque para mi tiene más sentido, pero si quieres puedes hacer el ejercicio de cambiar el género o lo que se te antoje".

Bruta asegura que la percepción masculina de su trabajo es en general muy positiva, pero también reconoce que hay algunos hombres con muy poca autocrítica que se lo toman de forma personal. "Al parecer la seguridad, la libertad o el ‘me da igual lo que opines’ aún provoca incomodidad. Entonces pasas a ser una resentida, una ‘malcogida’, una histérica y un largo etcétera de adjetivos que según mi punto de vista reflejan ignorancia, machismo, desesperación y otro largo etcétera", nos explica la autora, que de todas formas hace hincapié en que "la buena onda" es mucho mayor y prefiere quedarse con eso.
Sus viñetas se caracterizan por largos párrafos de diálogo o pensamiento acompañados de un dibujo bastante simple que resulta muy reconocible, sobre todo porque sus personajes raras veces tienen cara, una característica que centra la atención en el texto y hace el mensaje todavía más universal. "Me gusta escribir y aunque sé que no puedo hacer solo diálogos, a veces me doy el gusto de hacer textos eternos o escribir estados a los que la gente, en general, responde bien".

Bruta nos aclara que no todo lo que dibuja es autobiográfico, pero siempre refleja su visión de las cosas. "A veces son situaciones que me pasaron o que imagino ocurrirán. Pero hay mucho de invento, de observar el entorno, de repetir lo que escuché de un amigo. También hay ocasiones en que dibujo lo que creo debería haber hecho. Esto porque soy mejor aconsejando que siguiendo mis propios consejos", explica la ilustradora. El resultado es una amalgama de situaciones en las que muchas chicas -y chicos- se reconocerán. Las reflexiones de sus personajes resultan tan familiares y a la vez tan íntimas que impactan y provocan la risa al mismo tiempo. Y después, el alivio.
La propia Bruta nos reconoce que para ella su trabajo supone una sanación. "Me sirve para dejar ir o entender ciertas ideas o emociones que en la cabeza sólo provocan ruido. Bajarlas al papel ayuda a calmar ese caos y a quitar gravedad a ciertos asuntos. Me parece genial imaginarse en distintas situaciones, reír en muchas de ellas. Gracias a eso creo que estoy ahorrando dinero en terapias y evitando más de una úlcera", nos confiesa entre risas.

Efectivamente, leer esos parrafotes es toda una catarsis para sus miles de followers. Si eres un adicto al drama que sufre en silencio las contradicciones internas, estas viñetas te harán sentir que no estás solo en el mundo. "Quizá ahí está el punto: lograr representar lo cotidiano, lo simple/complejo de ciertas reflexiones y, sobre todo, caer en la cuenta de que pese a ser tan distintos a todos nos suceden cosas bastante parecidas", opina Bruta al reflexionar sobre su propio trabajo.
Sus personajes luchan contra los estereotipos femeninos, el rol tradicional de la mujer en la relación y, en general, contra la idealización del mundo sentimental. Además, su trabajo expone en dibujo y palabras esas "rayadas" que todos tenemos pero que ni nosotros mismos entendemos, las que más de una vez te han hecho pensar que estás loco, pero sobre todo loca. Los dibujos de Bruta ayudan a naturalizar lo complicados que somos los seres humanos, nuestras relaciones, y te recuerdan que vivimos enredados en un juego de apariencias.
Sin embargo, cuando se le pregunta sobre la función social real de su trabajo, la ilustradora responde humildemente: "Cuesta dimensionar el impacto que provoca lo que haces. Principalmente por pudor. Aún no dejo de sentirme agobiada por lo rápido que Bruta crece. En más de una ocasión tuve el impulso de cerrar la página, pues sentía que esto era demasiado. Y no es falsa modestia. Sigo pensando que mis dibujos los puede hacer cualquiera, pues tampoco es que hable de cosas extraordinarias. Pero si parte de eso provoca algo positivo en los demás, yo feliz. Eso sí, no pretendo ser un referente para nadie, ni siquiera he terminado la tesis. Jaja".