La cruda y sádica vida real de Barbie

Barbie no es en absoluto la buena chica que nos habían dicho que era. Tampoco es el referente que a las chicas nos enseñaron que teníamos que querer ser. Y tampoco se queda esperando a que haya un Ken que la recoja en un descapotable. Su vida modélic

Barbie no es en absoluto la buena chica que nos habían dicho que era. Tampoco es el referente que a las chicas nos enseñaron que teníamos que querer ser. Y tampoco se queda esperando a que haya un Ken que la recoja en un descapotable. Su vida modélica, llena de accesorios, ropa y estereotipados empleos es una completa y macabra farsa. 

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La fotógrafa sudafricana Mariel Clayton descubrió el oscuro secreto de Barbie durante un viaje a Japón, cuando quedó hipnotizada por todo lo que podría empezar a contar a través de esas miniaturas surrealistas. Destapó su lado más siniestro y "lo jodidamente divertido" que aquello le resultaba. Así fue como empezó el proyecto que tomaba como pieza central a una nueva Barbie que se alejaba del modelo tradicional que durante años había servido de inspiración a tantas niñas.

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Aunque más de uno pueda creer que con su proyecto se rebela contra los estereotipos que propagó Mattel, lo cierto es que lo único que pretende Clayton es burlarse -con el humor más negro posible- de la vida cotidiana.  "Creo que la vida es un lugar histéricamente desastroso y, si no nos reímos de ello, nunca lo entenderemos”, afirma.

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Sin embargo, parece claro que el leitmotiv de su trabajo es desenmascarar esos valores tan rígidos que durante tiempo nos han contado. Tras esta nueva visión, Clayton nos abre otras alternativas de mujer, de hombre, de familia y de vida que siguen sin verse plasmadas en la educación que los más pequeños reciben a través de la televisión, la música o los juguetes.

Sangre, suicidios, necrofilia, parricidios, sadomasoquismo, sexo duro, drogas y crítica social. Todo con su sonrisa insulsa y su inocente posar de siempre. Sin inmutarse, sin derramar una lágrima. Tan perfecta que quién va a pensar que la cabeza de Ken está escondida en su frigorífico.

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