Algunos lo estabais deseando y otros no tanto. Poco a poco, como ocurre siempre en la moda y las tendencias, ciertas costumbres, hitos e indumentarias se van colando en el inconsciente colectivo hasta desterrar una tendencia e instaurar una nueva que, normalmente, poco tiene que ver con la anterior. Un eterno retorno artístico, una originalidad cíclica que puede aplicarse a pequeña escala en esta época nuestra de cambio constante y modas pasajeras. Y es una realidad que, de pronto, lo Hipster se volvió Mainstream y ya no hay quien aguante semejante paradoja.
Por supuesto, cada cual tiene su estilo, se considera diferente y la gran mayoría niega categóricamente pertenecer a uno u otro bando, pero la verdad es que la guerra está servida y sea el azar o las multinacionales las que nos la impongan, el gusto general está cambiando y lo Twee viene a sustituir al ya agotado fenómeno Hipster. Pero, ¿qué es el Twee y por qué viene empujando a los gafapastas?
El nombre es una especie de dadaísmo que evoca a la forma en la que los infantes anglosajones pronuncian “Sweet”, o eso nos explica Marc Spitz en su libro Twee: the gentle revolution in music, books, television, fashion and film Twee: la amable revolución en la música, los libros, la televisión, la moda y el cine. Como veis la invasión es total, aunque según el autor este fenómeno lleva latente mucho tiempo y no ha sido hasta el boom de lo Hipster cuando ha encontrado la forma de germinar a base de la contraposición.
Y esto no se debe a otra razón más que a que lo Twee comulga con lo sencillo y lo clásico frente a la exageración y originalidad de lo Hipster. La moda nos evoca a unos melancólicos años 50 y 70, con sus trajes de oficina para ellos y toda falda o blusa que admita un “oh, qué cuca” para ellas. Se sustituye el cappuccino del Starbucks por el cortado de la cafetería de tu barrio, y los platos gourmet por los tradicionales. Tus filtros de Instagram van a tener que ser más apagados o, mejor incluso, yo de ti dejaba de ponerlos definitivamente. El cine de autor sigue presente y con mucha fuerza, pero sin alardeos ni arrogancias. Y es que ya no vale con parecer culto, ahora hay que serlo y sin que se note. Porque, según Spitz, ha llegado el momento del joven agradable, ecológico y humilde, aunque sin perder ese pequeño toque de individualidad rebelde que exigen nuestros tiempos. Más o menos como Kurt Cobain con su Grandma, take me home abuela, llévame a casa.
¿Pero quiénes son los gurús de este movimiento? Pues aparte del ya mencionado cantante de Nirvana, nos encontramos, como no podía ser de otra manera, con J. D. Salinger y Mark Twain a nivel literario, Vampire Weekend o Belle and Sebastian a nivel musical, Walt Disney o Sofia Coppola en el terreno cinematográfico, y la actriz Zooey Deschanel como ejemplo viviente de a qué nos referimos con este triunfo de la belleza “cuca” sobre lo exagerado.
Muchas voces ya han declarado su opinión sobre el fenómeno y en muchos casos se habla de una alteración del movimiento Hipster hacia un punto de vista más sencillo, infantil y amable, no apto para diabéticos. Otros lo consideran un soplo de aire fresco destacado, y otros, más cínicos, lo ven más bien como una nueva estrategia de marketing que, como todas las modas, no se sabe muy bien de dónde ha salido ni cuánto va a durar.
Sí, sí, las generalizaciones están a la orden del día y cada persona es única, pero si miras tu lista de Spotify quizá descubras que el folk se ha multiplicado más que de costumbre, que en tu armario los grises, los marrones, los blancos y los estampados suaves han vuelto para quedarse, o que no puedes parar de llorar con Cómo entrenar a tu dragón 2. La fina neblina de las tendencias nos atrapa siempre y el fenómeno Twee se disfrazó de Hipster para acercarse a nosotros. Y ahora, sin comerlo el bizcocho casero ni beberlo el cortado del bar, resulta que estamos rodeados.
Suerte, amiguitos.