Como ya habrán notado todos los poros de tu cuerpo, estamos en pleno veranito y con el lorenzo brillando en lo alto la mayoría no hacemos más que sudar y rezar para que las horas de calor pasen lo antes posible y podamos salir a refrescarnos en alguna terracita. Sin embargo, existe una especie humana a la que no le importa que haga 40 grados a la sombra y que se pueda freír un huevo en el capó del coche para calzarse las zapatillas y salir a correr: los runners.

De hecho, lo de correr en el mismísimo infierno parece toda una moda entre estas personas y prueba de ello son competiciones como la Marathon des Sables en la que cada año cientos de runners recorren durante cinco días las ardientes arenas del Sáhara, un lugar en el que la temperatura ambiente puede alcanzar los 50 grados y en el que la humedad ambiente es inferior al 10%. Otro tanto ocurre con la ultramaratón de Badwater autoproclamada como ‘la carrera más dura del mundo’ y en la que sus participantes cruzan el Death Valley Valle de la Muerte en California.
Pero, antes de que nos lancemos a aplaudir el valor de estos héroes de ropas fluorescentes, deberíamos analizar los riesgos que implica correr en temperaturas por encima de los 30 grados centígrados. Según indicó en un artículo para The Conversation la investigadora de la Universidad de Kingston Reino Unido, Hannah Moir, el primer riesgo a tener en cuenta a la hora de hacer running en pleno verano es el de sufrir un golpe de calor aunque también nos exponemos a dolores de cabeza, náuseas y lesiones musculares.

La explicación de la experta es de lo más lógica: correr eleva nuestra temperatura muscular por encima de los 37ºC y, para evitar que nos recalentemos, nuestro cuerpo comienza a sudar a un ritmo aproximado de un litro de sudor por hora de ejercicio aunque dependiendo de las condiciones en las que se realice el ejercicio puede llegarse a los cuatro litros por hora. Esta pérdida de líquidos se traduce en una pérdida de electrolitos y una deshidratación profunda que sería la causa de los problemas.
Por ello, la reflexión de Moir es que sí se puede correr en temperaturas por encima de los 30ºC pero se deben seguir unas recomendaciones a rajatabla. Beber líquido abundante durante toda la actividad, evitar correr entre las 11.00 y las 15.00, vestir ropa altamente transpirable y dedicar aproximadamente unos 14 días a que tu cuerpo se aclimate progresivamente al calor extremo. Todo para evitar que realizar esta actividad deportiva no nos juegue una mala pasada este verano.