Trump anuncia 100% de aranceles a las pelis extranjeras

El discurso victimista de su administración no tiene límite y sigue viendo supuestos enemigos por todos lados

La derecha tiene dos caras en el mundo: la que sonríe con la idea de ganar dinero a toda costa y sin importar los valores, a menudo llamada neoliberal, y la que vive con cara de rabia porque está paranoica y piensa que todo el mundo le quiere putear constantemente. Donald Trump tiene ambas, pero sus primeros tres meses de mandato han demostrado que sus emociones patrióticas y victimistas impulsan sus declaraciones y movimientos políticos más que cualquier otra cosa. Es alguien obsesionado con la idea de que Estados Unidos sufre la persecución del resto de países. Por eso sale a protestar una y otra vez, a repetir su make american great again y a ponerle aranceles a todo indiscriminadamente.

Lo último, quizá ya lo hayas leído por ahí, es el cine: el pasado domingo apareció en Truth Social para soltar su berrinche semanal afirmando que “la industria cinematográfica estadounidense está muriendo rápidamente” porque “otros países ofrecen todo tipo de incentivos para alejar a nuestros cineastas y estudios de Estados Unidos”, razón por la cual tanto Hollywood como muchas otras zonas del país “están siendo devastadas”. E imaginemos que es cierto. Pongámonos en el escenario en el que realmente sea verdad que Hollywood se desangra: ¿no sería más inteligente ofrecer incentivos más golosos a la industria para quedarse que ponerle un 100% de aranceles a las películas extranjeras?

Porque eso es lo que ha dicho que quiere hacer. Y, una vez más, las soluciones a los problemas que identifica, sean o no un problema, esa es otra movida, pasan por atacar y atacar y atacar. Su discurso lastimero siempre termina con alguna bomba dirigida a algún sector o a algún otro país del mundo. Lo hace con determinación. Lo hace sin pararse demasiado a analizar las consecuencias. Porque es una persona narcisista con aires de dictador, sí, pero también porque es muy probable que se crea de verdad esa paranoia que exhibe en la que Estados Unidos es una pobrecita víctima que lleva un tiempo soportando los agravios de los demás. No hay por donde cogerlo. EEUU no es ningún mártir.

¿Que cómo te afectará a ti todo esto? Todavía no se sabe muy bien. El director Steven DeKnight salió en X a preguntar lo mismo: “¿Cómo cojones aplicas aranceles en una película? ¿Doblas el precio de la entrada?”. Si eso fuera así, la gente de los Estados Unidos tendría que pagar el doble para ver cualquier película que no haya sido dirigida, producida y rodada en el país. Y tampoco sabemos si el resto de países, incluida la UE, respondería a este sinsentido con más sinsentido y le pondría aranceles al cine de Hollywood. De momento, China ya ha reducido las importaciones de películas procedentes de Hollywood. Es el tablero de juego en el que se ven obligados a jugar. Locura literal.

Pero haríamos mal en quedarnos con lo de que las pelis y quizás las series vayan a ser más caras. Sí, sería una putada, y un clavo más para atarte a la precariedad, pero aquí lo importante es el trasfondo de todo esto. El de siempre. El de Trump y sus secuaces viendo rivales por todos lados y dando puñetazos al aire a ver si conectan algún golpe. Es tan así que el propio presidente ha dicho que el resto de países quieren destruir la industria cinematográfica estadounidense para poder “imponer su mensaje y propaganda”. Mentalidad de Guerra Fría. Y lo peor es que esto no para. Mañana habrá otra noticia absurda alrededor de su administración. Se nos va a hacer larga la legislatura.