The Sweet East, una aventura psicodélica para amantes del cine adolescente

Una revisión de Alicia en el país de las maravillas enmarcada en una América sombría y desconcertante

Que Sean Price, director de The Sweet East, ha trabajado toda su vida como director de fotografía y responsable de videoclips se nota en todas y cada una de las escenas de la película. En el mimo que hay en cada instantánea a la que pongas en pause. En ese filtro rollo polaroid que da a las situaciones un toque mucho más real, mucho más palpable, mucho menos ajeno a tu propio relato vital. Y en la belleza con la que observa a cada unx de sus actrices y actores. La historia la degustas con sumo gusto, pero ya te digo que incluso si no ocurriera nada, si simplemente vieras situaciones en mute transcurrir, quedarías atrapado por la hermosura de sus fotogramas. Es muy linda.

Pero afortunadamente es mucho más que una cinta linda. Esta american road movie, pues recorre Estados Unidos no solo en una dimensión espacial sino también temporal a través de los relatos internos de la propia trama, lo tiene todo para deleitar a los irremediables amantes del cine adolescente. De ese cine rodeado casi siempre de los mismos conflictos, pero dibujado a veces con una torpeza infinita y otras con la más absoluta ternura y comprensión. Y The Sweet East entra dentro de esta última categoría: no rezuma estereotipos cutres, no condena, no salva a sus personajes del juicio del spectador. Simplemente les deja ser con una libertad vital atrevida y salvaje.

Especialmente a su protagonista. En cierto sentido, y la película se va encargando de confirmártelo conforme la sumerge más y más en el caos y la locura casi psicodélica, el suyo es un viaje muy Alicia en el país de las maravillas. No hay una oruga azul fumando cachimba pero hay bongs de maría. No está en el punto de mira de una reina malévola, pero sí en el de una mafia ansiosa por recuperar un dinero que ella nunca habría debido robar. No hay un sombrerero loco pero hay un profesor universitario con intenciones muy ambiguas. Y al igual que en el cuento de Lewis Carroll, todo el mundo termina sabiendo de ella de una manera u otra. The Sweet East supura alicia.

Aunque esta es una revisión mucho más oscura. Sí, aquí también se cumple la máxima del país de las maravillas de que todo puede ocurrir, ya sea lo inverosímil que sea. Pero la aventura de Lillian es más incendiaria y a ratos pesadillesca. De la ultraderecha a las sectas y pasando por la sombra del abuso sexual de autoridad, la explotación de la belleza y el cuerpo femenino o la manipulación. Todo tiene cabida en esta obra delirante que revive un cine independiente americano hasta ahora un tanto adormecido. Cuando Lillian se escapa de la excursión de instituto en la que está abre una puerta inmensa a la Estados Unidos actual. Una muy confusa y turbia.

¿Pero para qué contarte más? A nosotros nos ha encantado, en Cannes fue recibida como la película más lisérgica de la edición y en otros festivales como el Festival de Cine Americano la han amado. Además, y no es cualquier cosa, Taila Ryder está tremendamente espectacular, a lo que debes añadirle caras como la de Jacob Elordi de Euphoria o la de Ayo Edebiri de The Bear. Como ya dicen por ahí, “la película aspira al trono del cine indie” por muchísimas razones. Quizás ni llegues a entender del todo por qué te encanta tanto, pero esa es en realidad parte de su magia. Su incomprensión. Su aleatoriedad. Su paranoia. La tienes en cines desde el pasado día 14.