China quiere que te enganches a los microdramas

Contenido seriado con capítulos de un minuto de duración

Imagínate en el metro. Quizá de camino a una date o tal vez de vuelta a casa del trabajo. Queda solo una parada, pero no llevas bien lo de no estar haciendo nada. Esquivando miradas de extraños. Ansiando salir de ahí. Coges tu móvil, entras en una app de microdramas y te pones un episodio de un minuto. Solo eso. 60 segundos. El fragmento número 2 o 37 o 91 de un total de 100. Una película dividida en capítulos ultra cortos para gente sin paciencia ni capacidad de atención o concentración suficientes. Para gente a la que le cuesta demasiado tumbarse en el sofá a ver una peli de dos horas sin parar. Para gente joven adicta a la inmediatez de las redes sociales.

Esto está pasando. Primero comenzó en China, donde estos microdramas están muy hypeados y forman parte del día a día de lxs jóvenes. Como explica el redactor de entretenimiento Rubén Márquez, esta industria de microcontenidos es lo suficientemente grande allí como para “ingresar el equivalente al 70% del mercado cinematográfico”. No es el único dato loco: en 2024 los microdramas produjeron 7.000 millones de dólares en el gigante asiático, muy por encima de los 5.800 que produjeron sus películas. Es decir, que claramente la gente prefiere minidosis de drama que permanecer quieta una hora y media. O, al menos, se siente más preparada para ello.

La cosa es que China está ganando terreno en el plano económico y eso, como muestra la historia con ejemplos como el Imperio Romano o Estados Unidos, significa que también gana influencia cultural. Y sí, lo has adivinado, los microdramas se están expandiendo por todo el mundo. Como dice este periodista, “según recogen datos recientes de Sensor Tower, las aplicaciones para ver estos microdramas alcanzaron en marzo de 2025 un total de 950 millones de descargas a nivel mundial”. No es algo anecdótico. No es un trendy pasajero. Lo de los microdramas irá a más. Es el reflejo de una sociedad que necesita estímulos cortos y permanentes.

Este expansionismo tiene dos problemas. Por un lado, el más obvio, que refuerza esa tendencia a lo superficial. Y es que lo profundo requiere tiempo. Requiere decir hasta luego por un rato al resto del mundo y de inputs. Es una prueba más de que ya no podemos comprometernos ni con 20 minutos de capítulo. Por otro lado, que las aplicaciones que producen y ofrecen estos microdramas están implementando estrategias de monetización muy feas. Ves el capítulo inicial, te dan unas monedas para ver el siguiente y cuando se te acaban tienes que esperar o pagar para obtenerlas. Eso, como ya se ha visto con los juegos móviles, puede ser un vicio.