El terrorífico efecto secundario de las gafas ‘Vision Pro’

Son una amenaza para nuestra comprensión compartida del mundo

Las nuevas Vision Pro de Apple ya están aquí. A través de una tecnología llamada vídeo passthrough, en la que cámaras y sensores captan las imágenes del mundo exterior, las reproducen dentro del dispositivo y las complementan con información adicional, estas gafas de realidad aumentada pretenden cambiar la manera en la que percibes el planeta. El problema, han demostrado mediante un experimento en primera persona varixs investigadorxs de la Universidad de Stanford, que llevaron puestas las Vision Pro durante dos semanas seguidas, es que estas tecnologías pueden cambiar también la manera en la que funciona tu cerebro a largo plazo. Y eso no suena demasiado bien.

Como explican desde Business Insider, “las personas en entornos sintéticos tienden a calcular mal las distancias”, a percibir los objetos con deformaciones y a experimentar mareos, náuseas e incluso dolores de cabeza. Al cabo de unos días, y como han comprobado lxs autorxs del estudio, el cerebro termina acostumbrándose a estas diferencias perceptivas hasta normalizarlas. En principio suena guay. Ya puedes ir por el mundo con tus Vision Pro sin caminar como un pato mareado o andar vomitando a las primeras de cambio. No obstante, si las llevas puesta demasiado tiempo, será la observación de la realidad de verdad la que te costará realizar con precisión y calidad.

Y en cierto sentido es aterrador. Sobre todo porque, como añaden desde dicho medio, “cuanto más tiempo pases dentro de ese mundo ficticio, más duraderas serán las extrañas secuelas perceptivas”. ¿Ocho horas en el curro con las Vision Pro? Verás la resaca que sufrirás una vez dejes la oficina atrás camino de tu casa. Además, estas secuelas no son el único problema. También está la deshumanización. Según el testimonio de lxs científicxs, las personas con las que hablas una vez tienes estas gafas de realidad aumentada puestas parecen irreales. Simples NPCs en un mundo aparentemente a tus pies. Avatares decorativos de tu universo. Lo describieron como una especie de ausencia social.

Por último, está el problema de la realidad selectiva. Dado que puedes añadir y eliminar cosas de la realidad a tu antojo, el mundo que ves es radicalmente diferente del que ven los demás, lo que conduce inevitablemente al aislamiento y a una falta de concordancia mínima en lo que refiere a la comprensión de la realidad. Además, está la ética: ¿qué pasa si alguien tiene la capacidad, y los valores de mierda, suficientes para borrar de su realidad a las personas sin hogar o a las personas de determinada etnia? Una tecnología así podría reforzar la desunión y alejar la tolerancia total que tanto tiempo llevamos persiguiendo. No hay duda: la realidad aumentada será un desafío colectivo.