Es una creencia extendida. Y parece que tiene lógica: la ropa oscura absorbe los rayos del sol y, por eso, nos da más calor. Entonces, para ir frescos en verano, es preferible vestir ropa blanca. Pero, ¿realmente es así? El profesor de la Universidad de Granada Arturo Quirantes afirma que no. De hecho, asegura que lo estamos haciendo justo al revés, y que si no queremos pasar tanto calor, debemos decantarnos por la ropa oscura, preferiblemente negra. Y lo explica.
"La gente tiene la idea de que la ropa blanca es mejor porque refleja la luz solar, mientras que la negra la absorbe y la transforma en calor", cuenta el profesor a BBC Mundo, pero completa afirmando que lo que habitualmente no pensamos es que "nosotros también emitimos energía térmica. Si llevamos ropa blanca, el calor que emitimos rebota contra la tela y no puede salir". Por eso, conviene que nos decantemos por ropa negra que absorba todo ese calor generado por nuestro cuerpo, que nos abandonará movido por el efecto de convección de la brisa.

En definitiva, lo hemos estado haciendo mal hasta ahora. El profesor hace referencia a las vestimentas de aquellos que mejor lidian contra el calor, los beduinos. Pone de relieve cómo ellos, que deben enfrentarse a las agobiantes temperaturas del desierto, siempre visten una túnica oscura y, eso sí, vaporosa. "Eso hace que se creen corrientes de convección que permiten expulsar el calor del cuerpo más eficientemente", constata Quirantes.

Por eso, recomienda para el verano utilizar siempre ropa suelta y de tonos oscuros. Aunque si prefieres vestir ajustado, el consejo cambia, sobre todo en ausencia de viento: entonces será preferible que la prenda sea blanca para que el calor, efectivamente, pueda rebotar y no adueñarse de nosotros. Se trata, pues, de adaptarte al medio, aunque partiendo de la base de que claridad no supone frescor. Al final, tal vez resulte que los góticos no sean únicamente almas atormentadas, sino también cuerpos achicharrados.