Salir tarde del trabajo, tener demasiado sueño acumulado, haber dormido mal, un ligero y tenue dolor en un gemelo... Las excusas para no hacer deporte son muchas. Algunas realistas, otras imaginativas, pero todas enfocadas a lo mismo: terminar tumbado en el sofá. Y parece que el único antídoto es la fuerza de voluntad. Al menos, hasta ahora. Científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets han descubierto que el simple hecho de practicar cualquier ejercicio acompañado de un amigo o amiga multiplica nuestro ánimo y rendimiento y nos empuja a calzarnos las deportivas y salir a correr o a amortizar la matrícula del gimnasio.
El estudio, publicado en la revista El estudio, ha determinado que el efecto contagio es una realidad. Tras realizar un seguimiento a más de un millón de deportistas de todo el mundo, han constatado que el hecho de salir a correr con un amigo provoca que alarguemos el recorrido al menos un kilómetro y que también invirtamos más tiempo en las máquinas, animados por el espíritu de competitividad y por el refuerzo de tener al lado a alguien que también está empleándose a fondo, logrando así quemar más calorías.
La investigación también ha descubierto que los hombres son más influenciables que las mujeres. Ellos activan ese sentimiento se lucha por influencia de compañeros chicos y también por el de compañeras chicas, porque "los hombres pueden ser más competitivos que las mujeres, y más específicamente entre ellos", afirman los expertos. No obstante, ellas únicamente ven reforzada su voluntad si están acompañadas de otra mujer.
En cualquier caso, parece que el secreto es hacerlo siempre en compañía.