Residente. Bad Bunny. C. Tangana. Aitana. Y ahora Karol G. Los documentales de artistas musicales se están convirtiendo en un topic bastante habitual de las plataformas de streaming. Porque te los devoras. Tú y todxs. Primero, porque mola la trastienda de sus vidas. El día a día. El verles en situaciones cotidianas. Los humaniza. Segundo, porque es un espacio en el que puedes ver mejor de qué palo va cada unx. Sí, por muy guionizado que esté, siempre se cuela cierta esencia, sobre todo en lo que a valores se refiere. Y lo que muestra Karol G, mañana fue muy bonito, es que es una mujer comprometida que aprovecha su altavoz mediático para reivindicar causas que necesitan reivindicación. Ahora más que nunca.
Como la de la inmigración. La de esa gente que abandona sus países, sus raíces, allí donde está su corazón, para intentar ganarse la vida en un lugar en el que hay más oportunidades. En una de las escenas más potentes del documental, en un concierto en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles, la bichota pilla el micro y dice: “Mi comunidad latina me tiene viajando por el mundo. Por ahí he leído comentarios a veces que dicen claro, está llenando los lugares, pero de lo que están llenos es de latinos. Y los latinos es que no somos gente, ¿o qué?”. El momento es clave. El espacio también: en unos Estados Unidos que se avergüenza a sí mismo permitiendo a Trump unas deportaciones masivas inhumanas.
Karol G empatiza porque es persona, porque es latina y porque ella misma ha tenido que emigrar. En el documental te lo cuenta todo: cómo se mudó a Estados Unidos con una tía y cómo el trauma de la migración le hizo terminar acudiendo a una clínica psiquiátrica para lidiar con una gran depresión. En parte, por el dolor de tener que separarse de su familia. Hay quien cree que emigrar es como hacer un viaje muy largo. Que mola. Que es deseable. Pero en el 99,9% de los casos es un sufrimiento. En el documental, disponible en Netflix, verás hasta qué punto es importante su vínculo con su padre, con su madre y con sus hermanas. Te vas a emocionar. Eso es muy latino. Y es maravillosamente bueno.
Como también lo es el discurso feminista de la cantante colombiana. Y en esto hay dos puntos claves en el documental. Por un lado, el cómo narra las dificultades que tuvo que enfrentar para abrirse paso en el reggaeton siendo mujer, hasta hace no tanto un territorio musical muy de machos. Por otro lado, la confesión más íntima y valiente de Mañana fue muy bonito: el acoso sexual que sufrió a manos de un empresaro musical que prometía llevarla a lo más alto a cambio de su cuerpo. Algo que demuestra, una vez más, que esto no es cosa de dos o tres mujeres, sino algo estructural que viven prácticamente todas. Se llamen Karol G, Irene o Susana. Tengan poder o no. Vivan aquí o en el Ártico.