La innecesaria polémica sobre Cristina Pedroche y el orden de los apellidos de su hija

La presentadora formará parte del 0,5% de padres que toma esta decisión.

El pasado 14 de julio, Cristina Pedroche y su pareja, David Muñoz, dieron la bienvenida a su primera hija: Laia Pedroche Muñoz. Sí, Pedroche primero y luego Muñoz. En España, la legislación permite a lxs progentirxs elegir el orden de los apellidos en el momento de solicitar la inscripción de nacimiento. La pareja se acogió a esta norma y decidieron ponerle primero el apellido de Cristina a su hija. Sin embargo, y como era de esperarse, el post en el que lo comunicaba se ha llenado de comentarios de odio por esta decisión.

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El gesto y postura de Pedroche ha despertado una importante interrogante: ¿Por qué no cambiar las estructuras y empoderar a las mujeres en todos los ámbitos, incluso en aspectos aparentemente menores como los apellidos?

La ley

Desde el 2017, el apellido paterno dejó de tener prioridad por sobre el materno al momento de registrar a un bebé en España. Por lo que hace ya seis años que lxs progenitores pueden elegir cuál será el orden de los apellidos que llevará su hijx sin la necesidad de justificar esta decisión mediante algún documento. A día de hoy, tan solo el 0,5% de lxs recién nacidxs llevan como primer apellido el materno.

A pesar de que esta ley existe hace ya varios años, algunos usuarios en internet han compartido su descontento frente a la decisión de la pareja. “Egoísmo puro de la Pedroche y su falta de respeto enorme a David” señala un usuario en el post de la presentadora. Algunos otrxs se han mostrado completamente indignados, como si de un consenso colectivo se tratase y no de una elección personal de la vida privada de ambos.

Lo que hay detrás del ‘hate’

Esto nos hace replantearnos la forma en la que funciona la sociedad, casi siempre en automático. No es novedad que muchas de las actitudes e interacciones a las que catalogamos inofensivamente como “tradiciones” llevan consigo un mensaje implícito cargado de machismo. En el caso de los apellidos, la decisión de poner el paterno primero no tiene mucho argumento que lo justifique.

Al vivir en sociedades mayoritariamente patriarcales, se entendía que el varón tenía prioridad sobre la mujer en los diferentes aspectos de la vida como los legales, económicos, etc. El apellido es solo un pequeño recordatorio de esa jerarquía de poderes en la que se vivía, o vive en la actualidad. La parte más complicada de ello es que al estar tan normalizado en la sociedad no tiene el espacio suficiente como para ser conversado y debatido.

Si la decisión de la pareja está amparada por la ley, y fue tomada en libertad por ambas partes: ¿Por qué llevar el apellido de la madre primero tendría que causar tanta controversia? ¿Es acaso algo tan malo? Probablemente es lo que la pareja se pregunta en estos momentos, y lo que nosotrxs también nos preguntamos.