Emily Ratajkowski admite cómo la presión la llevó a que maltratara su cuerpo

La modelo ha reflexionado sobre el estado actual de la industria de la moda, que a su parecer sigue obsesionada con cánones de belleza imposible

La modelo Emily Ratajkowski ha hecho de su podcast ‘High Low’ toda una plataforma de denuncia social, en la que ella misma desgrana sus experiencias más negativas en relación con el sexismo que ha padecido a lo largo de toda su carrera. En esta ocasión, la modelo ha querido reflexionar sobre el estado actual de la industria de la moda, que a su parecer no ha cambiado demasiado y sigue sometiendo a las profesionales a unos cánones de belleza imposibles o poco saludables.

A modo de ejemplo, la estrella de las pasarelas se ha remontado a marzo de 2021, hace poco más de dos años. Fue en ese mes cuando dio a luz a su hijo Sylvester, fruto de su ya extinto matrimonio con Sebastian Bear-McClard, al que Ratajkowski acusó de haberle sido infiel poco antes de iniciar los trámites del divorcio un año después. En esa época, la modelo se encontraba, en sus propias palabras, “muy delgada” y sumida en uno de los momentos “más oscuros” de su matrimonio. Curiosamente, al mismo tiempo recibía más ofertas de trabajo que nunca.

“Estaba desesperadamente infeliz. Estaba muy delgada y en medio de uno de los puntos más oscuros de mi matrimonio. De hecho, hice los cálculos de mi masa corporal, porque no era en absoluto saludable”, ha explicado en su programa sobre lo cerca que estuvo de ser considerada anoréxica. “Pero dejadme que os diga, por cierto, que en esa época trabajaba un montón, lo que ahora me parece aterrador. Haced vuestros propios juicios de valor sobre cómo está el sector, en base a todo esto”, ha añadido con preocupación.

A día de hoy, Emily Ratajkowski valora muy positivamente sus “curvas”, como expresión de un cuerpo nutrido y lleno de vitalidad. “En esos tiempos sentía que no ocupaba espacio. Ahora aprecio más mi cuerpo, cuando estoy más rellena y me siento más sana”, ha admitido con orgullo. También ha recordado que, en sus años de adolescencia, uno de sus clientes dejó de contar con sus servicios simplemente por haber ganado un poco de peso. “Era un trabajo muy intenso. Subí unos kilos y me echaron”, concluye.