Carta Al Dramas Que Llevo Dentro

Querido dramitas, ya no puedo más contigo. Ya no puedo más conmigo. Ya no puedo más ni contigo ni conmigo sobre todo cuando nos unimos y nos hacemos este destrozo juntos.

Querido dramitas,

Ya no puedo más contigo. Ya no puedo más conmigo. Ya no puedo más ni contigo ni conmigo sobre todo cuando nos unimos y nos hacemos este destrozo juntos.

Desde que nos dimos cuenta que criticar además de deporte olímpico es lo que más une a los seres humanos, lo hemos llevado hasta límites insospechados y se ha convertido en un pilar imprescindible para empezar a entablar una conversación o incluso forjar una amistad. Luego nos dimos cuenta de que nos encantaba quejarnos y el deporte olímpico empezó a ser el “pues yo más”.

Si a alguien le pasa algo, nuestra respuesta, querido dramas, es un “no te quejes que yo…” y le empezamos a coger el gusto. Sí, sí… no lo niegues. Lo hicimos un día y ya no hemos podido parar.

Cuando estábamos en la universidad, creíamos que tener que estudiar para los exámenes era lo peor, cuando acabamos la universidad, empezamos a añorar los años de estudiante cada mañana acudiendo a la oficina. Es una lata trabajar pero no hacerlo es un coñazo. Luego llega el fin de semana y queremos hacer muchas cosas, pero queremos descansar, así que nos quedamos en casa y cuando llega el lunes, nos hemos dado cuenta de que no hemos hecho nada y vaya mierda otra vez. El finde siguiente decidimos hacer algo y al final nos dejamos el dinero en cine, cañas… y el lunes nos quejamos porque no podemos seguir con tantos gastos y además no hemos descansado nada. Siempre al acecho del drama. Siempre.

¿Te acuerdas cuando de pequeños pensábamos que los adultos no dejaban de quejarse y comparaban nuestra vida con la suya, empezando una competición en la que nos dejaban claro que lo suyo era peor? Pues enhorabuena, nos hemos convertido en lo que no queríamos ser. El abuelo cebolleta que de todo se queja.

Querido dramas que llevo dentro, no es que quiera dejarlo, sencillamente, creo que debemos tomarnos un tiempo. Sé que es lo típico que se dice cuando quieres romper con alguien, pero no. En el fondo, me gustas mucho y no creo que podamos separarnos nunca, pero creo que pasamos demasiado tiempo juntos.

Antes salía de fiesta con mis amigos y no te traía contigo. Cuando te conocieron les caíste bien pero luego empecé a abusar y ahora creo que ya se están empezando a cansar. Me gustaría que pensaran que soy la misma de siempre pero esta ola imparable de quejas internas que me acompaña desde hace ya tiempo parece que no quiere separarse.

No es que me vaya a olvidar de ti, pero creo que a ratos, es mejor que tú te quedes en casa. Que el café esta mañana nos ha salido mal, que el jefe nos tiene hasta los cojones, que tenemos el móvil roto, que no podemos comprarnos ese jersey que tanto nos gusta, que no nos gusta el olor de la gente por la mañana en el metro, que nos hemos enterado que fulanita nos pone verdes, que nuestro internet va lento… No sé, un poco de todas esas cosas que nos gusta aglomerar para que en conjunto parezcan motivo suficiente para que estemos todo el día juntos.

Que no me malinterpretes, que vamos a seguir haciendo planes juntos, pero si no le damos tanta importancia o los contamos de manera graciosa o anecdótica, creo que podremos seguir conservando la compostura y la cordura.

Los lunes, seguirán siendo una mierda, pero no tienen porque ser 'lunes de mierda' y te quiero mucho, pero más me quiero yo. Y aunque vayamos a estar siempre juntos, porque no somos psicópatas y nos preocupamos por las cosas, creo que quiero empezar a ser soltera a ratos.