Carta Abierta A Los Capullos De Mi Vida

He decidido escribirte estas líneas, no como un reproche por todas esas noches que se transformaron en días entre decepciones, llantos, abrazos de mi madre y helado de chocolate

Querido chico que pasó por mi vida en algún momento para hacer que me llegara a replantear mi sexualidad:

He decidido escribirte estas líneas, no como un reproche por todas esas noches que se transformaron en días entre decepciones, llantos, abrazos de mi madre y helado de chocolate, sino para agradecerte todo lo que he aprendido sobre la vida y las relaciones gracias a tu persona. Porque aunque puede que aún siga sola y que no esté segura de lo que busco, lo que sí que me ha quedado claro gracias a que tu existencia se cruzó con la mía es lo que no quiero en mi vida; a otro capullo como tú, que se parezca lo más mínimo a ti, o que tenga comportamientos de retrasado emocional como los que tenías tú.

Así que, gracias a todos y cada uno de vosotros, porque de cada mal momento que me habéis hecho pasar, he aprendido una lección.

Gracias por:

1. El día que me dijiste "mañana te llamo" y el teléfono jamás volvió a sonar

De hecho, esperé tanto tu llamada que Euskaltel se volvió a desvincular de Amena y mi número de teléfono volvió a estar "available". Pero si algo aprendí de esto es a tomar la iniciativa. Dejé de esperar a que el teléfono sonara, a que el chico guapo me pidiera el teléfono y me llamara.

Gracias a ti contraté una tarifa plana para hablar 24 horas y ahora soy yo la que da el primer paso, la que pide el teléfono, la que llama, la que puede tirarse horas hablando, la que invita a salir y la que si promete que va a volver a llamar, lo hace. Y sobre todo, he aprendido que a quien le interesas, te busca y te encuentra.


2. El aniversario del que pasaste por irte de farra con tus colegas

Nuestro aniversario lo pasamos tú con tus amigos y yo con los míos. Tú bebiéndote todos los gin-tonics que pillabas y yo bebiéndome las lágrimas que me hiciste derramar. Gracias por ese momento en el que me mostraste lo importante que era el tiempo que pasabas conmigo, porque a partir de ese instante lo más importante para mí también fue el tiempo que decidí pasar conmigo misma y las personas que de verdad me querían, mis amigos, mi familia y el pez de colores que me regaló mi tía y que tengo que renovar cada mes.


3. La vez que me dijiste que lo que sentías por mí era algo que no te había pasado nunca. Después de llevarme a la cama jamás volví a saber nada de ti

Gracias, porque en ese momento abrí los ojos y dejé de creer que todo el mundo iba con la verdad por delante. Fue justo gracias a ti por quien de golpe y porrazo dejé de creer en las historias edulcoradas de Disney y vi que lo único real eran los cuentos de fantasmas, y los de Peter Pan. Pero sobre todo, gracias porque ese día aprendí que no todo el mundo merece que me abra en cuerpo y alma, literalmente, y menos cuando no cumplen el tamaño mínimo de cortesía, campeón.


4. La vez que no quisiste formalizar nuestra relación porque no era el momento adecuado

O por la distancia, o porque el trabajo no te permitía dedicarme el tiempo suficiente, o porque decías que no podías darme lo que yo me merecía... quizás porque eras demasiado joven, o demasiado gilipollas, o tan solo un cobarde...

Gracias, porque ese día aprendí que no existen los amores perfectos en los momentos equivocados. Más bien, fuimos el amor equivocado en el momento perfecto.  Porque ni tú eras el problema ni lo era yo, el problema lo éramos los dos. Yo quería tirarme a la piscina, tú no. Así de simple. Y es que todo llega justo en el momento que tiene que llegar. Como por ejemplo en el momento idóneo para aprender que si no es el momento es que no es amor, y punto. NEXT.


5. Los meses que pasaste sin venir a verme porque no tenías dinero, tenías que estudiar, o trabajar, ibas a ver a tu madre, o era el cumpleaños de tu mejor amiga....

O se casaba algún compañero de clase de la infancia. Las razones que me dabas siempre sonaban a excusas, pero te quería tanto y estaba tan ciega que mi capacidad de comprensión alcanzó unos niveles insospechados.

Aun así, gracias por mostrarme tan claramente lo que eran las prioridades para ti. Me costó tiempo aceptarlo, pero cuando lo hice tú y los fríos seres de tu especie pasasteis a ser tan prioritarios en mi vida como hacerme la depilación eléctrica en el bigote.


6. El día que decidiste irte con otra

Me dolió, me costó superarlo, pero lo acepté y aprendí que no te necesitaba. Que el espacio y la independencia que ganaba no podían compararse a los domingos de partido yupiii, las mañanas de limpieza general en solitario  y las noches pasando frío porque me robabas la manta.


Así que gracias simplemente por desaparecer de mi vida, porque hay personas que causan felicidad a donde van; otras, cuando se van.

 

Crédito de la imagen: universalwax.net