Una teta gigante destruyendo una nave espacial con el jeto de Mark Zukerberg en alegoría a la política de Meta Instagram y Facebook de prohibir la publicación de los pezones femeninos al considerarlos como algo pornográfico. Este sería el mensaje, o uno de los mensajes, del videoclip ‘Ay Mamá’ de Rigoberta Bandini que recientemente se ha estrenado. Una sucesión de iconos y conceptos que a algunxs les puede parecer un carrusel de imágenes potentísimas y a otrxs, un poti poti de ideas guais metidas a presión. Hay de todo: desde referencias a la princesa Leia, a alegorías sobre la parte animal de ser madre. Hay de todo sí, pero faltan tetas y no lo decimos nostroxs.
El videoclip comienza con un primer plano del hijo de Rigoberta mientras ella está en el estudio de grabación, y es allí cuando empieza a canturrear el himno ya tan conocido por todxs. Entonces, entre todas las fotos que hay esparcidas por el suelo, se encuentra con una que, presumiblemente, es de su madre cuando era joven. Es ahí donde empieza una especia de viaje-ensoñación donde, a ritmo de ‘Ay Mama’, Rigoberta replantea la maternidad y lo que es ser mujer.
Empezamos el recorrido con la idealización-sacralización de la madre. Las pinturas de mujeres desnudas con sus respectivas tetas decoran una especie de cúpula que recuerda a la Capilla Sextina. De esos planos con estética rafaelista, pasamos a una Rigoberta desnuda y cubierta de barro, retorciéndose por el suelo con otras mujeres, también llenas de barro. Es la animalidad de la maternidad, lo instintivo que nos reconecta con nuestra parte más atávica y primitiva. También es una reivindicación contra ese ideal limpio y brillante de madre, a favor de una madre más realista y que se llena los pies de barro o mierda, según el caso.
A partir de aquí damos un salto a unas referencias icónicas un tanto más “modernas” como podría ser la princesa Leia de ‘Star Wars’, con los vestidos completamente blancos y el moño incluido. O por no hablar de la secuencia donde salen rayos láser de los pezones tapados de las bailarinas, con Rigoberta como la emperatriz de una especie de imperio materno-femenino que resiste contra el patriarcado. El final: una nave espacial con forma de teta gigante que tiene un cañón láser que dispara contra otra nave con la cara de Mark Zukerberg Meta hasta destruirlo. La guindilla para cerrar toda esta sucesión es el momento en que su hijo se despierta y Rigoberta deja atrás la ensoñación, ya que al final una de las lecciones de la maternidad es perder el ego sobre unx misx.
Las tetas que faltan
Hecho el resumen, vamos a hablar de la polémica y de las tetas que faltan. Más allá de si algunxs esperaban ver más tetas en el videoclip de la canción nosotrxs sí, hay otro tema que ha salido a relucir en las redes. Según denuncia la usuaria Nazareth Dos Santos @femi_naza, los creadores del videoclip censuraron su desnudo. Todo empezó, según relata, cuando los productores se pusieron en contacto con ella y otras activistas feministas, para que aparecieran en el videoclip de ‘Ay Mamá’, concretamente, para grabar sus pechos. No era la primera vez que hacían desnudos reivindicativos, así que aceptaron.
“Nos grabaron un gran número de escenas preciosas: pechos grandes, pequeños. Unos más caídos que otros. Estrías, cicatrices, pezones pequeños, medianos, grandes. Mujeres racializadas, mujeres con un solo pecho. Mujeres jóvenes y mujeres maduras”, explica la usuaria. El problema es, pero, que estas imágenes nunca han llegado a aparecer en el videoclip. Según denuncia la usuaria, cuatro días antes del estreno les comunicaron que sus tetas no aparecerían porque al director “no le encajan”. “No sienta bien que te desnudes por un mensaje y al final no encajes, te echen del mensaje”, explica la Nazareth Dos Santos, que asegura que si desde el principio le hubieran dicho que era posible que las descartaran, posiblemente no hubiera aceptado ella ni ninguna de las compañeras.
Lo peor, según ella, ha sido que al final, detrás de un videoclip que versa sobre el empoderamiento femenino, quién ha tenido la última palabra ha sido un hombre. De hecho, en su hilo-denuncia de Twitter también resalta como todo el equipo de rodaje, delante del cual ella y las otras mujeres se desnudaron, estaba compuesto por hombres. Sobre la polémica, que ya ha incendiado las redes, Rigoberta aún no se ha pronunciado.