El autor de ‘El cuarto mono’ te explica cómo se inspira para crear asesinos en serie

Conversamos con el escritor de thriller norteamericano, JD Barker, sobre el asesino en serie que protagoniza su última novela El cuarto mono

By Lítera

Un asesino en serie con un alto cociente intelectual. Un detective en un estado emocional bastante precario. Una chica secuestrada cuya oreja aparece en una cajita blanca. Un caso en el que nada es lo que parece, donde hay muchas más preguntas que respuestas y que hay que resolver antes de que sea demasiado tarde.

Estos son los ingredientes para el adrenalínico thriller del norteamericano JD Barker, El cuarto monola galardonada primera entrega de una trilogía que El cuarto mono. Pero, ¿de dónde han salido esos ingredientes? El cuarto mono habla con Código Nuevo sobre su novela y de su proceso creativo.

En una ocasión dijiste que, afortunadamente, no tomas ideas de tu propia vida. ¿De dónde las sacas entonces?

 No estoy seguro de que ningún escritor pueda decirte de dónde vienen sus ideas. Al menos, no exactamente. Tienden a aparecer cuando menos las esperas. Me preguntaron esto mismo el otro día mientras daba una charla en una librería y le dije a la mujer que preguntó que cualquier cosa puede convertirse en una idea para una historia si, simplemente, añades las palabras “y si”. Incluso la cosa más aburrida. 

¿Cualquier cosa?

Por supuesto. Estaba sujetando una botella de agua y le pedí a esa misma señora que la levantara en alto. Lo hizo. Y le dije: “Esa es tu historia, ¿lo ves?”. Ella negó con la cabeza así que lo desarrollé. “Tienes una botella de agua. Eso es aburrido. No es una historia. Pero añade “y si”: ¿Y si esa botella fuera la última botella de agua de la tierra? ¿Cómo la protegerías? ¿Cómo la harías durar? Hay unas cien personas en esta habitación, ¿cómo impedirías que la cogieran?”

¿Y qué dijo?

Ella bajó la botella de agua y la abrazó contra su pecho y vio a la multitud mirándola. Entonces añadí: “¿y si solo tuvieras diez segundos para llegar a esa entrada del fondo de la habitación antes de que la gente intentara robarte el agua?”. Esas dos palabras, “y si”, son la mejor herramienta de un escritor. 

¿Cuál es tu rutina de escritura? ¿Cómo es un día en la vida de un escritor?

Realmente no encajo mucho en los estereotipos en cuanto a ‘la vida de un escritor’. No tengo una botella de bourbon en el escritorio ni me levanto a medianoche para escribir hasta el amanecer. De hecho, soy bastante aburrido. Trabajo mejor a primera hora de la mañana, así que me levanto sobre las ocho, desayuno un poco, bebo UN MONTÓN de café y entonces me encierro en la oficina. Paro para comer y luego vuelvo a ello. 

¿Cuál es tu objetivo diario?¿Tienes algún mínimo?

El objetivo es teclear entre 2.000 y 3.000 palabras al día, unas 12 páginas al día. En cuanto llego a esa meta, respondo correos, preparo entrevistas y hago las llamadas de la lista del día. Algunos días las ideas surgen solas y en otros hay que forzarlas a salir. También es cierto que nunca paro hasta que no sepa cual será la próxima frase del día siguiente. 

¿Y qué haces el resto del día?

Sobre las cuatro de la tarde mi husky siberiano y yo vamos a dar nuestra carrera diaria unas cuatro o cinco millas. Durante ese tiempo, trato de concentrarme en lo que escribiré al día siguiente. La última hora de la tarde y la noche las dedico por entero a mi mujer y a mi hija de nueve meses. El tiempo en familia es intocable.

Pasemos a tu libro. El ritmo es totalmente frenético… ¿Existe una fórmula para conseguir ese grado de suspense?

No soy de formulas. De hecho, con El cuarto mono, creo que he roto toda fórmula conocida. Creo que por eso a los lectores les gusta tanto. Esperas una cosa y, entonces, sucede algo completamente diferente. Como escritor, si algo es predecible, es aburrido. Si una historia parece ir en una dirección, siempre es mejor dirigirse al lugar contrario.

Tus personajes son complicados y tienen un montón de matices. ¿Cómo los construyes?

En el mundo real, nadie es 100% bueno o 100% malvado, todos somos una mezcla de ambos. Ahí es donde me enfoco. Un personaje incluso los más pequeños tienen una compleja historia detrás. Los personajes no pueden ser unidimensionales, tienen que ser reales para que puedas escribir correctamente la primera palabra sobre ellos.

¿Qué lecturas son las que te han inspirado en tu obra?

Soy un enorme fan de Erik Rickstad, Paul Tremblay y Riley Sager. Por supuesto, tampoco puedes equivocarte leyendo cualquier cosa de Stephen King o Dean Koontz. También me encanta Thomas Harris, pero el libro que más me inspiró para la novela fue The Collector de John Fowles. 

En realidad el libro es el primero de una saga. ¿Cuantas veces podremos volver a disfrutar de tus personajes?

Hay tres libros planeados para esta serie. El segundo, The fifth to die ‘El quinto en morir’, en castellano, saldrá pronto. Y el tercero será publicado un año después.

¿Dirías que El cuarto mono es un libro sobre un crimen o una historia sobre el bien y el mal?

Creo que está a medio camino entre ambos puntos. Estoy intentando averiguar si un asesino en serie nace o se hace. ¿Puedes tomar a una buena persona y convertirla en malvada? Todavía no tengo la respuesta pero espero averiguarla pronto. Hay algunos crímenes horribles en El cuarto mono pero esa no es la historia en realidad. Para eso, hay que leer entre líneas y fijarse en la gente, en sus acciones. En este libro, nadie es verdaderamente inocente.

¿A quién se lo recomendarías?

A cualquier a quien le gusten los thrillers psicológicos, el suspense de ritmo frenético y tener un montón de piezas de puzzle ante sus narices. 

Y para acabar, ¿a quién admira JD Barker?

Admiro a cualquiera que pueda poner una sonrisa en la cara de los demás. No importa si es un escritor, una estrella de cine o una madre con su hijo. No hay mayor regalo que hacer feliz a los demás.