'Atlanta', la serie que no debería haber pasado desapercibida en España

Una serie que mezcla la comedia con el musical mientras de fondo se tratan temas más contundentes como la precariedad o el racismo

Han tenido que pasar seis años para que la serie 'Atlanta' pueda seguirse en España. Ha sido Disney Plus quien se ha hecho con los derechos de esta serie de culto en nuestro país y a algunos les sorprende cómo incluso una vez aquí ha pasado tan desapercibida para la audiencia. Dos de las tres temporadas 2016 y 2018 están disponibles, la tercera, que ya se está emitiendo en Estados Unidos, aún no. 

Y eso que en su primera temporada, en el año 2016, se llevó dos Globos de Oro, uno a mejor serie de comedia o musical y otro a mejor actor en serie de comedia o musical a Donald Glover, que a lo mejor lo conoces si te decimos que su nombre artístico como cantante es Childish Gambino. Si eres fan de su música, ahí llevas un motivo más para ver esta serie. 

Episodios muy cortos llenos de comedia

No es el único, por supuesto. Es verdad que 'Atlanta' tiene ese aire de serie alternativa que parece que no puede agradar a todo el mundo. Pero una vez te pones, creemos que puede gustar —y mucho—  a todos. Son episodios de 20 minutos que se ven enseguida, ideales para quien hace pequeñas pausas cuando teletrabaja pero también para el típico maratón de series de fin de semana. Te la vas a pasar en nada. 

Pocas series retratan con tanta gracia y tino la precariedad, sobre todo de su protagonista, el propio Childish Gambino, que da vida a Earn, un ex buen estudiante universitario al que se le torció la carrera aunque no se sabe muy bien por qué y vive sin un dólar y durmiendo en la casa de su ex novia, que sí que tiene trabajo, y su hijo pequeño. 

Trap, precariedad y artistas de barrio

Para intentar encontrar un camino que le guste y le dé dinero, Earn decide apostar por la carrera musical de su primo Paper Boi, coincidiendo con los primeros pasos de la música trap en Atlanta. Y, durante toda la serie, se reflejan las contradicciones y choques que se dan entre los artistas de barrio y la industria cultural, con unos códigos éticos y conductuales muy diferentes. 

Paper Boi es un bruto, un tío violento anclado a una masculinidad que las redes enseguida penalizarán y con unas formas de actuar que, por una parte, le sirven para llamar la atención y, por la otra, para meterse en todo tipo de líos. Paper Boi no acaba de entender el mundo de la cultura y sus correcciones, y la serie plantea las dudas y contradicciones de la interseccionalidad, como el hecho de que puedan existir gays racistas o negros tránsfobos y homófobos. 

Pero Atlanta lo retrata con humor y complejidad, huyendo del maniqueísmo de buenos y malos, y mientras tanto las aventuras de Earn, Paper Boi y otro amigo del rapero para intentar ganarse el pan, con más mala suerte que otra cosa. 

El trapero va ganando fama gracias a las escuchas en redes y a que Atlanta es una ciudad pequeña donde la gente se conoce, pero no hay manera de salir de la pobreza para Earn o de la venta de drogas para el propio rapero. Y en esa odisea cotidiana de la supervivencia está la gran gracia de Atlanta.