Kanye West, Adele, Kid Cudi y muchos artistas más tienen depresión. Aunque a veces se nos olvide, son mortales como nosotros, víctimas de sus propias neuras, la tristeza y tan susceptibles al dolor como cualquiera. Vale, tienen mucha pasta, dedican sus vidas a su verdadera pasión y tienen un ejército de seguidores que harían cualquier cosa por ellos. No deberían tener nada de lo que quejarse ni por qué preocuparse. Pero, aun así, les pasa. Y teniendo en cuenta cuántos son los que viven atrapados la desesperación constante en el mundillo, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿será que los artistas son depresivos por naturaleza, o es la fama lo que les hunde en la más absoluta tristeza existencial? O sea, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?
El trabajo de estos artistas consiste en abrirse en canal para componer una canción, y arrancarse los puntos cada vez que se sale al escenario a cantar esos temas. El nivel de presión al que sus vidas están sometidas, puede llegar a ser muy extremo. La prensa observa cada movimiento 24h al día, y ya ni hablemos si está un poco más de moda en esa época por algún motivo. Eso al principio debe molar bastante: que te esperen en la puerta del hotel miles de periodistas y fans, te tiene que hacer sentir en la cima del mundo, pero poco a poco se tiene que ir convirtiendo en una pesadilla. Sí, toda esta presión es a cambio de mucha pasta, pero una vez que eso empieza, ya no hay marcha atrás, y muchas veces, ni siquiera el propio artista lo ha elegido. ¿Y qué pasa cuando eres Dios, y vas desapareciendo hasta que no te llaman ni para la actuación de Nochevieja?
Hace unos meses, se canceló todo el proceso de lanzamiento del nuevo álbum de Kid Cudi: ingresó en el hospital por depresión e intento de suicidio. El cantante declaró que nunca había estado en paz consigo mismo, y que cada día para él es un "océano de sentimientos en el que se ahoga". Pero, después de estas confesiones, todo empeoró a causa de la ansiedad y el miedo a defraudar a toda la gente que le apoya en su carrera. Kanye West, que se burló de su situación, sin embargo ha admitido en varias ocasiones que sufre depresión desde los 18 años, y en más de una canción habla de su adicción al Lexapro, un antidepresivo contra los trastornos de ansiedad. ¿Hasta qué punto su dolor es necesaria para su carrera? Si no se hubiera sentido así, ¿hubiéramos conocido un Kanye mucho más alegre y positivo? Su vida es un mar de emociones, y en el mundo de la música podría ser un requisito.
Adele es otro de los casos más comentados este año. Durante los cinco años en los que desapareció del mapa, sufrió una terrible depresión posparto: "sentía que había tomado la peor decisión de mi vida". En algunas entrevistas ha asegurado que tiene un lado "muy oscuro" que le lleva a la depresión constante, y que esta situación le ha llevado al alcoholismo en varios momentos de su vida.
Suena a tópico, pero los artistas son personas sensibles, que viven con los sentimientos en carne viva constantemente, si no cómo iban a regalarnos joyas de ese tipo. A pesar de ello, muchos no están hechos para el mundo mediático y todo eso les supera -no es el caso de Kanye, que todos sabemos que disfruta siendo el protagonista- . Pero nosotros, los fans, también tenemos una responsabilidad en todo esto. Muchas veces nos olvidamos de que son personas y no robots a nuestra disposición. A menudo, un fan insatisfecho puede ser más doloroso que un hater por afición, y las redes sociales son un campo de minas para las estrellas, donde 3 de cada 10 comentarios son muy MUY ofensivos, pero son los que se quedan grabados. No son perfectos y, al igual que nosotros, tienen sus altibajos en lo que a trabajo se refiere. Ellos nos ayudan con su música, vamos a ayudarles a salir de ese pozo, o al menos, no les empujemos más profundo.