Después de conocer las obras de Bordalo II no volverás a ver un tapacubos de la misma forma. Este artista callejero, originario de la preciosa Lisboa, crea sus collages de animales en lugares descuidados y marginales de la ciudad, en los que consigue todos los objetos y trastos que necesita para su creación.
Donde muchos solo ven un montón de basura, Bordalo II es capaz de distinguir entre esos desechos objetos que podrían servir como cabeza, pata o cola de su próxima animalada. Con mucho arte y una gran imaginación, el artista combina alambre, envoltorios de plástico, material aislante de edificios y demás chatarra hasta conformar el cuerpo de un nuevo animal. Posteriormente, el spray de color hace el resto, consiguiendo que el espectador olvide que se encuentra ante una pila de basura.
Aunque el artista siempre va con uno o dos bocetos preparados, la obra final puede ser muy diferente, pues cuando llega al lugar debe hacer uso de los desechos que allí se encuentran. Es por ello que realiza varias combinaciones hasta que al final logra la posición adecuada para cada uno de los trastos, un trabajo que puede llevarle desde un solo día hasta una semana completa.
Lisboa ya cuenta con más de 10 animales gigantes y un centenar más pequeños dispersos por la ciudad. Pero Bordalo II no solo hace representaciones de peces, loros, búhos, saltamontes y otros insectos, también se atreve con vehículos, escenarios deconstructivos y otros ambientes. Su instalación favorita es una que ha titulado como “El regalo a la Madre Naturaleza”, consistente en un contenedor desbordado de bolsas de basura que el artista convierte en un regalo gigante con un lazo de cartón y pintura roja. Una obra que hace reflexionar sobre lo que los humanos le estamos dando a la Tierra, a cambio de todo lo que ella nos ha ofrecido.
Para Bordalo, trabajar con la basura no es solo una elección, como quien se decanta por la acuarela o el óleo; de hecho, va incluso más allá del bien comunitario que supone el reciclaje. Hacer arte con basura es un acto crítico, una llamada de atención para todos aquellos inconformistas que no cesan en su deseo de adquirir cosas bonitas. Materialismo puro y duro, posesión de objetos efímeros, que nos acompañan en un breve periodo de nuestra vida y que al final acaban formando parte de ese vertedero gigantesco que estamos construyendo entre todos.
Crédito de las imágenes: Bordalo II