Un vídeo de El Rubius. Una sesión de música. Una clase de pilates. Una receta de cocina. Una ‘it girl’ recomendándote lo que debes ponerte para una cita. YouTube lo tiene todo. Todavía no se ha encontrado algo que no pueda enseñarte, y el último gran ejemplo lo hemos visto en los Juegos Olímpicos de Río.
En el universo ultraprofesionalizado de atletas que llevan años en su burbuja de centros de alto rendimiento, entrenadores, mánagers, preparadores físicos, dietistas y psicólogos se ha colado un tipo que aprendió a lanzar una jabalina a través de un tutorial de YouTube. Se llama Julius Yego, viene de Kenia y ha ganado una medalla de plata en los últimos Juegos.

Si eres keniano y quieres ser atleta, lo primero que tienes que probar es a ser corredor. Pero Julius era una excepción en su país: mientras ayudaba a sus padres en la granja familiar y después de comprobar que las carreras de 10.000 metros no eran lo suyo, decidió optar por la jabalina. Empezó fabricándose su propio material y con mucho entrenamiento acabó ganando campeonatos territoriales, aunque la competencia no era precisamente dura.
Quería mejorar pero no encontraba entrenador; sólo sabía que él, de mayor, quería ser como Andreas Thorkildsen, que había sido campeón olímpico en Atenas en 2004 y en Pekín en 2008. ¿Cómo hacerlo como Thorkildsen? Pues fácil, viéndole lanzar una y otra vez. ¿Dónde? En internet.
Y así YouTube se convirtió en el centro de alto rendimiento de Julius Yego, y Andreas Thorkildsen, sin saberlo, sería el entrenador virtual de uno de los nuevos fenómenos mundiales del lanzamiento de jabalina.
En menos de un año desde que empezara su especialización a través de una pantalla de ordenador, Yego logró su primer título nacional. Iba a ganar tres consecutivos hasta que en 2012 llegara la primera gran oportunidad internacional: el brillo de unos Juegos Olímpicos. En Londres, el Sr. YouTube se convirtió en el primer representante keniano de la historia en la prueba de lanzamiento de jabalina. Pero no quería quedarse en participante, quería llegar a la final y pelear con los que habían sido sus profesores al otro lado de la pantalla del ordenador. Con 23 años consiguió meterse entre los 12 mejores del mundo y demostró que la voluntad y las nuevas tecnologías puede llevarte a cumplir tu sueño.
Cuando su sueño se hizo realidad, la ambición apareció en el siguiente escalón: en los últimos 4 años, Julius Yego ha ido ascendiendo desde la posición 12 de Londres hasta el subcampeonato Olímpico de Río, pasando por un título de campeón del mundo en 2015 lanzando la jabalina a 92,72 metros de distancia, en lo que es la tercera mejor marca de la historia de este deporte. Ningún keniano había sido jamás campeón del mundo de esta modalidad.

Yego es el ejemplo perfecto de que las nuevas tecnologías también sirven para hacer el bien. ‘Vivíamos mejor cuando no había internet. Los niños eran más niños y los mayores vivían más felices en su ignorancia’, dicen algunos. Puede ser cierto, pero en el mundo 'antes de YouTube' Julius Yego seguiría siendo un humilde granjero de un pueblo de Kenia que mataba el tiempo libre fabricando varas de madera para lanzarlas lo más lejos posible, y el mundo del atletismo sería un poco más pobre sin la existencia de una figura como la suya.