El Leicester, un equipo que hace tres años peleaba en los campos de segunda, que jamás se hubiese atrevido a soñar con llegar a lo más alto de la liga inglesa, acaba de romper todos los moldes del fútbol ganando el primer título de Premier de su historia. Un cuento de hadas futbolístico que, tal y como están las cosas, jamás se podría contar en España porque aquí la pelota se la pasan entre el Barça y el Madrid, y pocos más pueden jugar.
Los jugadores del Leicester se han juntado en casa de uno de ellos para ver la antepenúltima jornada del campeonato con el Tottenham, el único que le podía hacer sombra, que no ha conseguido ganar al Chelsea, así que el número 1 ha sido para los foxes y lo han celebrado por todo lo alto.
El artífice de todo esto es Claudio Ranieri, su entrenador, que hasta hace unas semanas no había reconocido las opciones de título de su equipo, como el supersticioso que prefiere no decir en voz alta lo que quiere que pase, no vaya a ser que no se cumpla. Pero un día por fin lo dijo: "Ahora vamos directos a intentar ganar el título".

El mundo disfruta asombrado del cuento de la cenicienta del fútbol, de un equipo que hace poco más de un año estaba perdido, último y peleando por evitar lo que parecía inevitable. Conseguiría salvar el primer órdago, y esta temporada ha encontrado unos zapatos mágicos que le han llevado a lo más alto. ¿Es posible que algo así pase en España? Pues no. Jamás. Y te explicamos por qué.
Los derechos televisivos
En primer lugar, en España los dos grandes ganan más por el dinero de las televisiones que cualquier otro equipo de Europa, y las diferencias entre Barcelona o Madrid y el resto pueden llegar a los 100 millones de Euros cada año. Aquí comienza un dominó que va haciendo caer piezas hasta el césped: cuanto más dinero recibes, más puedes pagar a un jugador para contratarle y más puedes ofrecer a otro para que renueve el contrato que tiene contigo y no se vaya a otro equipo. Y con los mejores jugadores en tu bando, ganas más partidos. Este círculo maquiávelico mantiene a los equipos grandes arriba y complica la vida a los que no se pueden permitir sacar varios millones de euros del bolsillo para fichar al nuevo Cristiano Ronaldo.
Las cesiones, arma de doble filo
Una de las modas del fútbol español es que un equipo dominador fiche a jugadores jóvenes que destacan en equipos más pequeños, tanto de nuestro país como de fuera, para después cedérselo temporalmente a un tercer equipo y que siga jugando y formándose. De esta forma, el club menor tiene ayuda durante unos meses de un jugador que está por encima de lo que el equipo podría pagar, y el club mayor se asegura de que su jugador tenga más minutos de los que iba a tener con él, y así siga formándose.
Pero muchas veces el chollo no lo es tanto, porque existen cláusulas de 'tiene que ser titular por decreto' o 'cuando os enfrentéis a nosotros, este chico no puede jugar'. Goliat pone las condiciones a cambio de darte una migaja de su comida. Y si tú, David, no lo aceptas, no te preocupes, que hay más davides en el mar.
El terror al Madrid y al Barça
El imperio del blanco y azul grana se ha apoderado de nuestro país durante décadas, y sólo el rojiblanco del Atlético de Madrid en los últimos tiempos ha osado contestar a algo de lo que decían los dos monstruos del fútbol español.
Cuando un equipo visita el Bernabéu o el Camp Nou últimamente también el Calderón, sale al campo con la sensación de empezar perdiendo 1-0. No es por la ayuda arbitral, no es por la presión asfixiante de las 80.000 personas del estadio, ni siquiera es por la calidad galáctica de los jugadores rivales. Es la voz que retumba en la cabeza diciendo: este partido es un trámite que hay que pasar, esta no es nuestra liga.
En un deporte en el que tres puntos pueden ser la diferencia entre el que se mantiene a flote y el que desciende a los infiernos de las divisiones inferiores, son demasiados los puntos que se regalan ante los equipos dominadores, algo que fomenta aún más la desigualdad.

En Inglaterra el Leicester ha desafiado y ha conseguido destruir todas las barreras que hoy marcan una liga como la nuestra: con la ayuda de un reparto más equilibrado del dinero de las televisiones, un equipo pequeño como él es capaz, por ejemplo, de convencer a su máximo goleador y delantero de moda, Jamie Vardy, para que renueve y no se vaya a uno de los grandes. Para ello, ha puesto sobre la mesa un contrato de más de 5 millones de Euros por temporada, algo que excepto Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid, ningún equipo de España es capaz de hacer hoy en día.
La mayoría de los jugadores que hoy hacen historia de azul, ya estaban en el club cuando luchaba por ascender a Premier League hace tres años. Saben lo que es estar abajo, saben lo que cuesta subir, saben lo que se sufre para sobrevivir y ahora defienden unos colores que tienen marcados a fuego en el pecho.

La cenicienta del fútbol inglés ha dibujado una sonrisa en la cara de aquellos que necesitábamos ver que otro fútbol es posible: el fútbol de los que empiezan desde abajo, se esfuerzan y acaban consiguiendo que muchos se lleven las manos a la cabeza de pura incredulidad. Es la liga impensable hoy en día en España, la de las sorpresas, la de los sueños hechos realidad. La maravillosa Premier League inglesa.