En un mundo cada vez más mecánico y robotizado, los jóvenes alinean sus corazones latiendo fríamente unas 72 veces por minuto. No hay emoción, no hay sentimientos. ¿Por qué la generación milenial se ha vuelto una escéptica del amor? Empezamos a verlo como un imposible, algo en extinción perteneciente a un pasado romántico en el que un hombre y una mujer se amaban en la distancia a través de largas cartas y una fotografía en blanco y negro.
Paradójicamente, ahora que las distancias se acortan e Internet nos comunica con cualquier parte del mundo, es cuando estamos más lejos de las personas. Vivimos tan cegados pensando que el amor no es para nosotros que cuando por fin encontramos a ese alguien especial no nos dejamos llevar. Quitemos de una vez por todas esas trabas que frenan nuestros sentimientos y asfixian a nuestro corazón. Porque si este quiere salir de nuestro pecho como un caballo desbocado no es más que para arrastrarnos a un nuevo espacio donde no hay gravedad ni tiempo: bienvenido al amor.
Por suerte, para aquellos escépticos empedernidos la esperanza se presenta en instantes capturados a través del objetivo de la joven fotógrafa francesa Maud Chalard. El trabajo de la artista está conformado por toda una galería de momentos íntimos e intensos vividos por jóvenes parejas y familias y, en ocasiones, autorretratos de ella misma con su pareja, Théo Gosselin, quien también es un conocido fotógrafo. Se trata de un enorme conjunto de fotografías que dejan clara constancia de que se puede ser joven y estar profundamente enamorado.
La profesionalidad de Chalard, quien ha estudiado varios años diseño y comunicación y cuenta con experiencia en dirección artística en el mundo publicitario, queda patente en su trabajo personal. Es por ello que sus fotografías, colgadas en Tumblr, conquistan a un gran público de Internet, pues solo ella es capaz de conseguir que estas imágenes transmitan el calor y el aura romántica en la que están sumergidos sus protagonistas.
Y como el amor no es el privilegio de unos pocos, cabe pensar que el problema somos nosotros, una generación cada vez más pragmática, que solo busca el aquí y el ahora. Lo que explicaría el auge de aplicaciones como Tinder, donde el riesgo se reduce considerablemente, pues sabemos que la otra persona también busca el polvo rápido y sin compromiso. Y esto no es malo, de hecho es más que satisfactorio para muchos; pero probablemente deberás arriesgar y conocer más mundo si lo que quieres es encontrar el amor de verdad. Empecemos por ser libres, el amor no es para máquinas.
Crédito de las imágenes: Maud Chalard