Si no tienes costumbre de ir a estadios o pabellones a ver partidos en directo, necesitas que alguien te prevenga de lo que te puedes encontrar ahí. Si por casualidad todos los aficionados que describimos están en tu zona, mejor vete y ya volverás otro día.
El niño cansino
Tiene entre 3 y 7 años, aunque te puedes encontrar con alguno algo mayor. Empezará bien, pero pronto su atención se irá desviando. Lo primero será empezar a hacer preguntas a quien le acompañe. Cuando se le acaben las preguntas, se moverá de un lado para otro, inquieto, y si no es vergonzoso, se te acercará y te dará por saco directamente. Por suerte, como a todos los niños, llegará un momento de bajón en el que se pondrá en su asiento, se acurrucará a su padre o madre, y esperará con cara de pena a que acabe el partido.El clásico abuelo
Cuando llegues, él ya estará en su localidad. Verá el partido como el que se sienta en un banco a ver una obra. De hecho, hay teorías que dicen que algunos de ellos estaban en el estadio desde el día que empezaron a construirlo. Rara vez anima y tiene una frase mítica que, independiente del partido que se juegue, dirá igualmente: "Hoy vamos a sufrir". De vez en cuando se arrancará con una lección histórica, y tendrás que escucharlo pacientemente o dirá que la juventud no tiene respeto.El histérico
En un principio parece un aficionado normal, pero cuando suene el himno y aparezcan los jugadores se transformará. No parará de animar, aunque sea el único que lo hace, y si el partido va bien se vendrá arriba cual turista en Mallorca a las 5 de la mañana. Insoportable. La opción B es que las cosas no salgan como él espera; entonces empezará a insultar al rival y al árbitro, tanto que llega un momento que te preguntas si está viendo el partido o simplemente pensando nuevos insultos.La pareja imperfecta
Parecerán una pareja corriente hasta que empiece el partido. Pero en cuanto lo haga, verás que uno de ellos no está muy por lo que pasa, así como si hubiese ido por compromiso. Intentará por todos los medios llamar la atención de su pareja, al igual que el niño, pero se rendirá antes y probablemente empezará a juguetear con el móvil.El sabelotodo
Se distingue del resto porque, nada más conocer la alineación del equipo, empezará a discutir sobre el planteamiento táctico con cualquiera que tenga una mínima disposición. Si os toca al lado, no le hagáis caso, porque una vez que empieza, es imposible pararlo. Rápidamente, te darás cuenta de que no es el seleccionador nacional porque no quiere, ya que sabe absolutamente de todo. Criticará cada decisión del entrenador, dará soluciones como si tuviese la verdad absoluta, y a cada error que cometa un jugador, se cagará en él. Independientemente del resultado final, se irá diciendo: "Si ya te lo dije yo".Los turistas
Van en grupo y su objetivo es hacer muchas fotos. Se harán fotos individuales, en pareja, de tres en tres, fotos del estadio o pabellón vacío, lleno, del marcador, de los banderines, canastas o porterías, de su entrada, del asiento donde se sentarán, de los jugadores, de las gradas llenas, te pedirán que les hagas una foto en grupo y, cuando ya las tengan todas, habrá acabado el partido.El cabezón
Es un aficionado que, como su nombre indica, tiene la cabeza muy grande. Por desgracia para ti y gracias a la Ley de Murphy, su asiento será justo el de delante tuyo, y tendrás que pasarte el partido moviéndote para ver algo.
Crédito de la imagen: noticias.terra.com.mx