Siempre nos quejamos de la falta de sinceridad de las personas, sobre todo en lo que se refiere al género masculino y al ámbito de las relaciones. Pero, sin embargo, nosotras también somos esclavas de nuestras palabras y a veces vivimos situaciones en las que no solo deseamos que nos trague la tierra, sino que para excusarnos no podemos evitar el utilizar alguna mentira, aunque sea piadosa.
1. En una cita
Por fin consigues que el tío que te gusta te invite a cenar, pero te da vergüenza que vea todo lo que te puedes llegar a meter entre pecho y espalda. Entonces, tú, una vez ya en el restaurante, muerta de hambre y babeando ante todos los platos suculentos que te ofrece el menú, decides pedirte una ensaladita. Entonces él te pregunta: "¿Pero solo vas a comer eso? ¿No tienes hambre?" A lo que tú contestas: "No, yo es que soy de comer muy poco". Sí, claro, por eso seguramente en cuanto llegues a casa abrirás la nevera y arrasarás con todo lo que pilles.
Consejo: tómate un tentempié antes de salir de casa...
2. Cuando llegamos tarde a un sitio
Habías quedado a las 21:00 horas, pero no apareces hasta las 21:45. Y durante todo el camino lo único que puedes pensar es en que necesitas una buena excusa para que tus amigas no monten en cólera cuando llegues. De ahí que nada más llegar sueltas ese: "Lo siento, tías, yo bajé a tiempo para coger el tranvía pero no sé que ha pasado, ha tardado mil horas en llegar".
Sí, ¡serás mentirosa! Seguramente has empezado a arreglarte a las 21:10 horas...
3. Cuando nos gusta un chico que no nos hace ni caso
Él es el chico por el que suspiras cada noche, cada mañana y también a la hora de la siesta. Y, además, es que se te nota en la cara cada vez que le ves. Claro que tú ni te has atrevido ni a proponerle ir a tomar un café. Entonces alguien te dice: "Qué, vaya ojitos le pones al sujeto X...". A lo que tú contestas: "¿Yo? ¿A ese? No le toco ni con un palo, pero si es un capullo integral".
Sí, sí, será un capullo, pero te encanta...
Consejo: intenta dejar de ruborizarte cada vez que te mire y te sonría.
4. Cuando nos halagan
- "Si es que, chica, no sé cómo lo haces pero siempre estás impecable".
- "Bah, pues no te creas que tardo mucho en arreglarme, diez minutos como mucho".
Sí, claro, pero a quién pretendes engañar, si te levantas dos horas y media antes de entrar a trabajar, y no precisamente para ir al gimnasio...
5. Cuando olvidamos algo
Obviamente, es algo que no te suele pasar nunca. Pero no nos engañemos, si pasa es porque no te lo habían contado. Creyeron que te lo dijeron, pero no. ¿Cómo tú vas a olvidar algo?
Imposible...
6. Cuando nos preguntan sobre nuestros amantes
Esa regla de "Cuando un tío te cuente con cuántas tías se ha acostado, divide la cantidad que te diga entre tres; y cuando lo haga una tía, multiplícalo por tres" se da en cierto modo...
Así que sí, ahí una tía va a mentir, y aunque no tiene que por qué ser en esa proporción, el número admitido siempre será inferior al real...
Pero bueno, solo son mentiras piadosas...
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