Qué complicado es crecer y tener que despedirse. Qué difícil es que alguien macabro tome las decisiones por nosotros y nos obligue a renunciar a los recuerdos de nuestra infancia dejándonos una vida triste, sumida en un auténtico vacío existencial. Es decir, que quede claro que yo soy una persona madura para mi edad y acepto que haya cosas que el tiempo no puede mantener, pero es que a mí nadie me consultó si el Twister de chocolate y nata, al igual que las siguientes marcas, debían desaparecer para siempre.
Chispas

La vida cambió para todos y lo hizo cuando de las droguerías desapareció Chispas. Si algo tuvo este valiente perfume infantil es que fue innovador, tenía personalidad y nos daba mucha fuerza en el discurso cuando con la cabeza alta y sonrisa perfecta decíamos:"Yo es que paso de Nenuco, soy más de Chispas". Fue la primera lección que aprendimos mientras fuimos jóvenes: "Nada es para siempre", nos advirtieron. Y por una vez los mayores tuvieron razón.
Colajet

Otras cosas sí que puedo tolerarlas, pero que me robaran de la vida el Colajet, no. Y no os creáis que estos inventores del helado lo pusieron fácil para encontrar sustituto, ya que se llevaron con él otros tantos que nos alegraban los veranos de los 90. Decidme en qué paradero se encuentra, por ejemplo, el helado de Drákula original, o el mariquita del Frigo Pie. ¡O los Minimilk, joder! ¿Pero por qué? Os merecéis esto.

La revista Nuevo Vale

Si sabemos lo que sabemos de sexo a día de hoy es porque lo aprendimos de Vale. Sucesora de la Súper Pop, si la primera nos enseñó toda clase de conjuros y hechizos para que se enamoraran de nosotros, la segunda fue la que nos descubrió la adrenalina de tener que esconder, por primera vez, algo que nuestros padres no entendían. Se esfumó para siempre en el 2012, pero al cabo de poco nacimos nosotros, así que muy bien, ¿no?
My Space
Nunca más volvimos a escribir con tanta intensidad como lo hicimos con nuestro My Space. Todo mi dolor de los 16 años estaba aglutinado en un intenso -pero muy garrulo- portal donde escribí todas las veces que le dejé de gustar a un chico. Era el espacio perfecto para regocijarse en la penuria, pero también para darle vida al talento que emergía en la época. Un DEP muy grande por nuestro My Space, que descansa en la gloria y guarda nuestros secretos más oscuros.

Blockbuster

Más de 300 videoclubs se fueron al garete y, con ellos, la emocionante vida que disfrutamos cuando la decisión más complicada era decidir si alquilabas una peli muy guay pero más cara durante solo 24 horas, o elegir una más regularcilla, pero más barata, durante siete. Fueron momentos bellos y momentos de cambio, sobre todo cuando descubrimos el gen del mal que llevábamos dentro cuando nos atrevíamos a devolver la peli con retraso, y salir corriendo.
Alcatel

El mejor recuerdo que podemos llevarnos de nuestra época Bakala son los Alcatel. Esos ladrillos con ese sonido de tecla tan entrañable que nos obligó a birlarle a nuestros padres billetitos de la cartera para poder recargarlo. Luego llegó todo ese rollo cool de llevar iPhone y los pobres Alcatel tuvieron que abandonar el mundo, pero que se nos oiga bien: jamás nuestros corazones.
Creía que era una chica fuerte, pero recordando me he venido abajo: ¿no echas tú también de menos todas estas cosas?