5 Bares De Película Que Sí Que Existen

Te contamos unos cuantos que te pillan en territorio nacional, para que no tengas que cogerte un avión ahora a Nueva York para meterte en algún blockbuster americano.

Cuando tenemos una película fetiche, esa película que nos ha marcado, que hemos visto 15 veces y de la que nos sabemos los diálogos, si hay alguna manera de que nos podamos introducir en ella, aunque sea por unos minutos, seguro que vale la pena. Si eres un gran fan de Ratatouille, lo sentimos... el restaurante en el que está ambientada no existe. Pero hay otros locales reales que han hecho de plató para escenas inolvidables y a los que sí puedes ir. Te contamos unos cuantos que te pillan en territorio nacional, para que no tengas que cogerte un avión ahora a Nueva York para meterte en algún blockbuster americano.

'Vicky Cristina Barcelona' en Els 4 gats

$!vicky-cristina-codigonuevo Vicky Cristina Barcelona

Woody Allen, que es un enamorado confeso de Barcelona, quiso plasmar en esta película lo mejor de la cultura catalana. Y parte de la trama quiso desarrollarla en Els 4 gats, un mítico restaurante barcelonés con mucha historia. Penélope Cruz, Javier Bardem y la internacional Scarlett Johanson se dejaron ver por allí, de hecho el rodaje de la peli en 2008 atrajo a la ciudad condal a cientos de curiosos con ganas de fotografiarse con los actores. Pero la fama de este local va mucho más allá de Woody Allen. Como curiosidad debes saber que es uno de los escenarios preferidos de Carlos Ruíz Zafón y que allí expuso por primera vez el mismísimo Picasso.

El Museo Chicote y 'Los abrazos rotos'

$!Abrazos-rotos-codigonuevo Los Abrazos Rotos

Pedro Almodóvar sabía lo que hacía. Por eso escogió el mítico Museo Chicote de la Gran Vía de Madrid para recrear una de las escenas principales de Los abrazos rotos. Sí, estamos hablando de la famosa coctelería donde se hinchaban a copas Ava Gardner, Frank Sinatra, Sofía Loren o Ernest Hemingwey. Dicen que se bebían hasta el agua de los floreros. Pero volviendo a Los abrazos rotos, en el Museo Chicote es donde la actriz Blanca Portillo le cuenta a su hijo y a Lluis Homar un secreto guardado durante años. Y ahí me quedo para no hacer un spoiler.


El tablao flamenco de 'Ocho apellidos vascos'

$!Ocho-apellidos-codigonuevo Ocho apellidos vascos

Nada es lo que parece en esta peli de Emilio Martínez Lázaro. ¿Sabías que el bar donde se conocen Rafa y Amaia en realidad no está en Sevilla? No seas crédulo. Las imágenes del Puente de Triana, del Guadalquivir y de la Torre del Oro sí que son reales, pero el tablao flamenco donde comienza la historia de amor entre el andaluz y la vasca está en Mondragón, Guipúzcoa. Concretamente se rodó en el Centro Cultural Al-Ándalus y sus figurantes, no son andaluces, sino vascos: de Arrasate, Eibar y Lasarte. Pero este tablao no es el único local que sale en la película Ocho apellidos vascos, también hay una secuencia importante en el restaurante donde Koldo el padre del personaje de Amaia conoce a Rafa Dani Rovira. Se llama Bedua y os voy a dejar las coordenadas. En la carretera GI-3812, entre Zumaia y Oikia, podrás tomarte un buen txakolí y unos pinchos de película.


Restaurante con estrella en 'Truman'

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Uno de los restaurantes favoritos de Julián el personaje de Ricardo Darín es el Dstage, en la calle Regueros de Madrid. Su dueño es Diego Guerrero y, si no te suena, sólo tienes que ir a buscarlo en la Guía Michelin. Tiene una estrella y es un as de la cocina fusión. El chef abrió las puertas a Cesc Gay –director de Truman– para que se rodara allí la película que ha resultado ser la más premiada en los Goya. Es dura, pero a la vez tierna. Es la historia de un enfermo de cáncer terminal, que ya no tiene pelos en la lengua y que dice todo lo que piensa.


La cafetería de 'Amélie'

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Es el lugar donde trabajaba Amélie como camarera y desde que se estrenó, en 2001, este café parisino ha 'pegado el pelotazo'. De hecho, gracias a la película de Jean-Pierre Jeunet, el Café Des 2 Moulins de Montmartre se ha convertido en una atracción turística para los fans de Amélie. En su honor, y para aprovechar el tirón publicitario, uno de los menús lleva el nombre de la joven y las fotos originales de los enanos están en el mostrador.