5 Auténticas Lecciones De Vida Que Te Da 'Vivir Sin Parar'

En Vivir sin parar, Paul y su esposa, dos ancianos que viven sus últimos días en una residencia, luchan por recuperar el honor que la vejez les ha quitado.

Cuando se es anciano, nadie te recuerda por lo que has sido, sino por la carga inútil en que te has convertido. Tu pasado ya no cuenta, así que no queda otra opción que luchar por recuperar tu honor y tu dignidad. En esa misión se encuentran Paul y su esposa, dos ancianos que viven sus últimos días en una residencia y protagonizan Vivir sin parar.

"Es difícil marcarse un objetivo diario", le dice a Paul la encargada del asilo mientras se encuentran en la clase de manualidades. Pero Paul no es otro abuelo conformista y aburrido. Como terapia y reacción ante esta situación se calza sus viejas zapatillas y, ante el asombro de compañeros y cuidadores, empieza a correr a diario por el parque dispuesto a prepararse para la maratón de Berlín y repetir viejas hazañas. Él es Paul Averhoff, una leyenda como corredor de maratón, que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956. Pero las circunstancias propias de su edad le hacen caer en una gran depresión, así que tiene que buscar fuerzas para recuperar la ilusión, alcanzar su objetivo y cumplir la promesa que ha hecho a su mujer Margot.

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Estas son las 5 lecciones de vida que te da Vivir sin parar:

Siempre vas a tener detractores en tu camino hacia el éxito

Nada más empezar la película y conocerse los alocados planes de Paul, rápidamente surgen detractores. La primera, aunque después le apoye, es su mujer: "Deja de hacer el ridículo", le recrimina. Se suman sus compañeros y encargados del centro. Se burlan de que a su edad, 70 años, quiera entrenar y participar en una maratón. Por desgracia, es una reacción usual, si los demás ven que actúas de forma anormal, lo primero que harán es tacharte de loco. Y más grave aún, intentarán buscar pruebas médicas forzadas como justificación.


La ilusión no tiene edad, la voluntad es la mayor fuerza motriz

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No por ser mayor has de dejar de vivir. "El mundo de ahí fuera no es para nosotros", dice uno de los residentes ancianos. Esta es una idea recurrente en los mayores al ver que la sociedad ha cambiado tanto que ya no encajan en ella. Pero lo peor que pueden hacer es formar parte de esta desconexión, ya que ello solo les lleva al olvido. Por eso mismo, Paul se rebela contra esa dejadez y decide poner rumbo de nuevo a su vida. Aunque se encuentre en su deterioro físico más importante, ha de luchar contra la naturaleza. "Si uno participa es porque quiere ganar", afirma Paul de forma valiente. Nunca eres viejo para correr, te haces viejo al dejar de hacerlo.


Persigue tus sueños por muy locos que parezcan

Las personas nunca están satisfechas. Puedes haber sido el campeón de maratón en los Juegos Olímpicos de 1956, y sin embargo, no estar contento por vivir solo del éxito del pasado. Siempre quedarán sueños por cumplir, aunque sean repetir lo que lograste. Es más duro perder lo que ya has conseguido que la insatisfacción de no alcanzar tus nuevos retos. Aunque haya cosas que parezcan imposibles, no siempre lo son. A veces requieren bastante esfuerzo, pero el simple intento puede hacerte sentir vivo y darte una razón por la que seguir adelante. Si tus sueños están lejos, cada vez que lo pruebes, el camino será más corto.


Quien se detiene, ya ha perdido

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"Quien se detiene, ya ha perdido", le dice Margot a Paul en el peor momento de sus vidas. Nunca has de parar por los demás. Si no continúas tu objetivo es obvio que nunca llegarás a alcanzarlo. Abandonar es perder. Una vez consigues lo más difícil, un motivo por el que luchar, no has de rendirte. "Adelante, siempre adelante, hasta acabar extenuado. Al final está la victoria. Sin duda. La victoria", se repite una y otra vez el protagonista.


Los baches han de hacerte más fuerte

El simple hecho de ponerse una meta entre ceja y ceja provoca que los baches que aparecen en la travesía no consigan destruirle y hacer que abandone. Ha de seguir luchando por lo que ha prometido a sus seres queridos y a sí mismo. "Somos como el viento y el mar, juntos llegamos y juntos nos iremos", se dice el matrimonio como espíritu de lucha ante los reveses que les depara la vida.