Para unos, es un genio; para otros, un capullo. Para unos, es el mejor jugador del mundo; para otros, uno más. Unos lo aman, otros lo odian. Lo que está claro es que Cristiano Ronaldo no deja indiferente a nadie. El portugués se ha labrado su éxito añadiendo a su talento para el fútbol una serie de características que toda persona que quiera conseguir algo debería tener presentes.
Crea tu propia marca
Todos sabemos que la presentación es importante, y que tu nombre sea asociado a ciertas cosas, a una marca personal, es siempre un punto a favor. Esto es algo que Cristiano hace de escándalo. Sus gestos, ir siempre bien peinado, la manera de hablar ante los medios, o incluso su ritual antes de lanzar una falta o un penalti; todo está perfectamente representado para que la marca Cristiano Ronaldo no deje indiferente a nadie. Te puede gustar más o menos, pero destacar, destaca, y eso es vital para empezar a labrar tu éxito.
Ambición
Como dijo Michael Jordan, “Tienes que esperar cosas de ti mismo antes de poder hacerlas”. Cuanto más altas sean tus metas, más opciones tendrás de llegar a ella. Creo que en este aspecto no hay nadie que gane a Cristiano Ronaldo dentro del mundo del fútbol. Tanto en sus declaraciones como en su manera de tomarse el juego, desprende ganas de ser siempre el mejor, de conseguir siempre más de lo que tiene. Pero ojo, Cristiano también nos ha enseñado lo peligroso que es obsesionarse con esta idea y lo fina que es la línea que separa la ambición personal del egoísmo.
Trabajo duro
Obviamente, el talento es una parte muy importante del éxito, pero si no lo riegas a menudo se acabará quedando en un don desperdiciado. Cristiano Ronaldo es un trabajador incansable. Sabe cuáles son sus puntos fuertes y durante años se ha esforzado en mejorarlos, y así es como se ha convertido en uno de los jugadores con mejores cualidades físicas del planeta.
Confianza
No es lo mismo creer que eres bueno que saber que eres bueno. Y la diferencia está en que la gente que solo lo cree tendrá un margen de duda a la hora de afrontar, una pequeña duda que puede ser decisiva a la hora de la verdad. La gente que se cree buena -independientemente de que realmente lo sea o no-, como es el caso de Cristiano, se enfrenta a los retos con una gran confianza en sus posibilidades, lo que ya de por sí les da una ventaja. Aunque hay que tener cuidado, porque es fácil que esa confianza se acabe convirtiendo en egocentrismo y soberbia.