La Unión Europea pretende acabar con la ropa barata que te dura dos meses

La industria del fash fashion consume cantidades inmensas de materias primas, energía y agua

Comprarte unos pantalones o una camiseta en las tiendas online de Zara, H&M y demás marcas de ropa fast fashion es sencillísimo. Basta con que entres en sus portales, escojas la prenda que quieres, la recibas en tu casa y listo. Pero hay una historia detrás de esa prenda. Una historia de miles de litros de agua y de materias primas de dudosa calidad que está aumentando el daño que causamos al medioambiente. Y por si fuera poco la prenda no te durará demasiado. Es el círculo vicioso del consumo de ropa rápida. Y ahora, a la vista de los efectos que tienen en el planeta y en tu economía, la Unión Europea pretende desterrarla para siempre.

En concreto, y como aseguran desde Business Insider, medio que se hace eco de la decisión de la Comisión Europea, la idea del organismo comunitario es "implementar medidas enérgicas contra este tipo de producción a través de propuestas para hacer que las prendas hechas en el territorio sean más duraderas, reutilizables, reparables y reciclables". En otras palabras: terminar con esas prendas de ropa que compras en enero, pero están hechas una mierda en noviembre. Aunque te has acostumbrado a esta obsolescencia, la verdad es que no tiene sentido alguno. Las cosas podrían ser muy diferentes. Más sostenibles y justas.

Prendas ecológicas y resistentes

Pero la intención de la Comisión no es únicamente terminar con la fabricación en grandes cantidades y en ciclos muy cortos de los productos textiles, sino también potenciar la presencia de los fabricantes de ropa sostenibles y éticos. En ese sentido, subrayan desde este mismo medio, "los fabricantes deberán cercionarse de que sus prendas sean ecológicas y resistentes, al tiempo que los consumidores recibirán más información sobre cómo reutilizar, reparar y reciclar". Ante esta situación, la salida de las multinacionales de la fash fashion está muy clara: o se adaptan a estándares de sostenibilidad más elevados o se marchan de la zona.

Y evidentemente todo parece indicar que los gigantes de la moda rápida trabajarán para adaptarse y cumplir las nuevas reglas. Ya no podrán irse de rositas con un poquito de greenwashing. La cosa se pondrá seria y disfrutarás de abrigos, chaquetas, vestidos o zapatos mucho más resistentes. Y probablemente más caro. Y es aquí donde estalla la polémica. Porque quizás tú prefieras pagar poco dinero para tener muchas prendas, incluso aunque se desgasten pronto o acabes usándolas muy poco, que pagar más dinero por una prenda de gran durabilidad. El problema es que tus deseos no son prioritarios ante la crisis climática.

No en vano, y según la Agencia Europea de Medio Ambiente, "el uso de la ropa en Europa tiene, de media, el cuarto mayor impacto sobre el medio ambiente y el clima, solo superado por los alimentos, la vivienda y el transporte". Un impacto procedente de los productos químicos, los microplásticos, las emisiones de dióxido de carbono, el uso voraz de materias primas, el consumo hídrico y el consumo energético que caracteriza a la industria del fast fashion. Sin duda, es hora de volver a tiempos donde los productos duraban de verdad. Sea o no sea lo que las multinacionales o incluso tú quieres. Es eso o la catástrofe.