Esta startup te advierte que tomarse un café puede poner en peligro a millones de niños

A día de hoy, la mano de obra infantil representa el 10% del trabajo empleado en las plantaciones de café de destino mundial. Un hecho intolerable que obliga a muchas firmas a comprometerse, de una vez por todas, con una industria cafetera más sostenible y justa para todas las personas.  

Hace tiempo que tomarse un café dejó de ser algo libre y desinteresado para convertirse en un gesto lleno de complejidades. Casi nadie puede evitarlo: sales de casa y te compras un café. Llegas al curro, das un vistazo a las noticias, le pegas otro trago al café y, de pronto, lees algo que te deja rotx: “12, 5 millones de niños y niñas trabajan en la industria del café”. Es decir, que la bebida más popular del mundo después del agua no solo genera millones de euros, sino que también tiene su lado oscuro: la explotación infantil.  

La industria del café, como ya se ha escuchado con otras como la fast fashion, no escapa de esa idea de abaratar costes para producir más y ganar, por lo tanto, más dinero. De hecho, es una sección dominada por 3 empresas gigantes que abarcan el 80% del mercado y que se benefician de mantener el precio de compra del café lo más bajo posible. ¿La consecuencia? Quizá nosotrxs no la notamos en el sabor del café, pero hay quien ya se ha dado cuenta de que, tras las tazas modernas de algunas cafeterías, hay precariedad y explotación.  

Es justo la campaña que ha lanzado GoodNews bajo el lema “GoodNews”, un acuerdo con el que se comprometen a cambiar dicha industria e invitan a las grandes compañías del sector a firmarlo. Porque, lo que no es normal es que paguemos precios tan bajos por un café a costa de que muchas familias, e incluso niñxs, vivan rozando el trabajo forzado y la explotación infantil

Tenemos que hablar

De hecho, GoodNews, que nació para traer un buen rollo y buenas noticias a los barrios durante la pandemia, no pudo quedarse de brazos cruzados cuando en noviembre de 2021 descubrió toda esta problemática. Una vez abiertos los sucios entresijos de la industria del café había que hacer algo. Así comenzaron un viaje para visitar los campos de producción de café de Colombia y México con los que trabajaban. El objetivo, sin duda, era detectar cualquier fisura. 

“Consideramos que no podemos mantener nuestro nombre y espíritu de buen rollo, si detrás del producto que todos tanto amamos, no hay una historia feliz”, explica Jan Barthe, cofundador y CEO de GoodNews. 

El compromiso de la firma no acaba ahí. Una de sus acciones más importantes está ahora mismo en marcha. Bajo la iniciativa “We need to talk”, los propios fundadores se han sentado delante de importantes empresas cafeteras como Starbucks, Nespresso y McCafé para dar a conocer la problemática y pedir explicaciones. Lo que tienen claro es que el café debe estar libre de trabajo infantil. Lo mismo piensan aquellas personas que ya han firmado junto a ellos en contra de un modelo que explota y precariza la vida de millones de personas y niñxs

Mano de obra infantil en los campos de café 

Ya no es ninguna novedad: el modelo de la industria cafetera hace aguas por todas partes. Y no es de extrañar, cuando más de 40 millones de productores de café cobran menos de 100$. Un sistema de precariedad total que apenas percibimos desde aquí, pero que implica la presencia de millones de niñxs trabajando a sueldos miserables para que ese café que tanto nos gusta salga rápido y caliente. 

Las cifras exactas son difíciles de establecer. Lo que sí se sabe es que el trabajo infantil está presente en el mundo del café de una manera bastante fuerte. Una idea que nos deja un regusto amargo y doloroso. Sobre todo, al conocer, que la mano de obra infantil representa el 10% del trabajo empleado en las plantaciones de café de destino mundial.  

Pero no es solo cosa de unos pocos. Hay varios países metidos en este sistema injusto e insostenible de producción. Por ejemplo, los más sonados son Costa de Marfil, Etiopía, Kenya, Tanzania o Uganda, donde ya tienen tasas altísimas de niñxs trabajando en campos de café, superando en algunos casos el 29% como ocurre en Tanzania

Pero, ahora bien, ¿qué hay acerca de las empresas? Porque el problema no viene solo de la flexibilidad legal de esos territorios, hay grandes magnates detrás ¿Cómo sé si mi café es justo? Por el contrario, ¿ha sido producido bajo este modelo de explotación? Te diremos una cosa: posibilidades hay y muchas de que tu café no sea el producto más social del mundo. Por desgracia, actualmente 17 de los 55 países exportadores de café tienen trabajo infantil en sus cadenas de producción, entre ellos todos los grandes exportadores. 

Café a precio justo 

Ya sabemos que terminar con este sistema de explotación no es algo que se haga de la noche a la mañana. Requiere de tiempo, pero, sobre todo, de un poco de conciencia social para ver esas problemáticas que existen más allá de nuestras fronteras. Porque si nos fijamos, quizá gran parte del café que hemos consumido a lo largo de nuestra vida tenía las manos manchadas de explotación infantil, según los datos proporcionados por GoodNews.  

Por suerte, existen motivos además de herramientas para cambiarlo. Lo primero es adquirir café a un precio justo que evite la utilización de niñxs como mano de obra. Perfecto. Lo siguiente es invertir en proyectos sociales locales que tengan como objetivo eliminar el trabajo infantil en las comunidades cafeteras. Todo este reconocimiento nos pone de frente con otras realidades, como, por ejemplo, crear una cadena de suministro que vele por los derechos humanos de los niñxs

GoodNews ha ido más allá. Después de dar a conocer esta problemática, la start-up de café se ha propuesta acabar con el trabajo infantil de una vez por todas. ¿La manera de hacerlo? La más efectiva: han eliminado las variedades de café en las que no disponían de trazabilidad completa o en las que se ha detectado la posibilidad de que hubiese trabajo infantil.  

El objetivo ahora no es que sea una sola firma la que tome la voz cantante, sino que los grandes empresarios, y esas empresas de cafetería que vemos cada día en nuestras aceras, tomen también la palabra; apostando por un modelo de comercio justo que elimine la posibilidad que un solo niñx trabaje para ofrecernos ese Nespresso que nadie se quita de la cabeza. A no ser que tenga la imagen rota de una infancia. En ese caso, quizá vale la pena replantearnos dónde compramos café cada mañana y bajo qué condiciones.