Los restos de chicle son, solo por detrás de las colillas, los residuos más recurrentes en las ciudades de todo el mundo. En las de Holanda, en concreto, la cifra de chicles tirados al suelo cada año asciende al millón y medio de kilogramos. Algo verdaderamente triste si tenemos en cuenta que la biodegradabilidad de este residuo es de 25 años. Pero donde muchos, los más pesimistas, vemos un problema, otros más optimistas ven una enorme oportunidad. Como los creadores de las zapatillas GumShoe, fabricadas con goma de mascar reciclada.
La curiosa iniciativa, según contaba La Vanguardia, ha sido llevada a cabo conjuntamente por la organización de marketing de la ciudad de Ámsterdam, Iamsterdam, por la marca de diseño Explicit Wear y por la empresa de sostenibilidad Gumdrop, dedicada a transformar los residuos chiclosos en materiales que puedan ser utilizados en las industrias del caucho y del plástico. Y su objetivo es doble: limpiar las calles de la ciudad y concienciar sobre la responsabilidad individual de cuidar el medio ambiente y respetar la limpieza de las ciudades.
Con su intenso e icónico color rosa por bandera, las GumShoe son una patada a la contaminación y un bonito abrazo a la economía sostenible. Hasta una quinta parte de estas revolucionarias zapatillas está compuesta de goma de mascar rescatada con paciencia de los suelos de Ámsterdam. El otro ochenta por ciento de la misma está fabricado a partir de cuero. Y no, no son pegajosas ni van a deshacerse con el paso del tiempo. Eso sí, si te gusta el rosa y te mola la idea de colaborar con la limpieza del planeta, deberás esperar hasta junio para poder comprarlas.