La visita del máximo representante de la Iglesia Católica a Chile nos ha dejado dos historias para el recuerdo. Por un lado, la dimisión masiva que los 34 obispos del país latinoamericano han ofrecido al papa Francisco por el caso del obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir casos de abusos sexuales dentro de la iglesia chilena. Y por otro lado, las palabras proLGBT que el sumo pontífice habría regalado en una reunión privada, la dimisión masiva que los 34 obispos del país latinoamericano han ofrecido al papa Francisco, a Juan Carlos Cruz, superviviente chileno de abuso sexual eclesiástico.
Según Cruz, víctima del obispo Fernando Karadima, declarado culpable de abuso por el Vaticano en 2011, el papa Francisco le aseguró que Dios es quien lo hizo homosexual y que tanto Dios como él mismo lo aman sin importar su orientación sexual: "Me dijo: 'Sabes, Juan Carlos, eso no importa. Dios te hizo así. Dios te ama así. El papa te ama así y debes amarte y no preocuparte de lo que dice la gente'". Palabras que recuerdan aquello que el papa dijera en 2013 respecto a los posibles casos de homosexualidad dentro del propio vaticano: "¿Quién soy yo para juzgar?".
El Vaticano, sin embargo, no ha ofrecido comentario alguno respecto a las presuntas afirmaciones del papa Francisco. No olvidemos que para la doctrina católica, la homosexualidad es considerada una inclinación "objetivamente desordenada y contraria a la ley natural", por lo que "no puede recibir aprobación en ningún caso". No obstante, la actitud progresista del actual sumo pontífice parece tender pequeños puentes entre la Iglesia Católica y toda esa comunidad LGBT que se ha visto excluida de ella. Ya era hora.